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Refugio de dioses, crisol de culturas milenarias y considerada por muchos como el secreto mejor guardado del Mediterráneo... así es la legendaria isla de Cerdeña.
Quizá este destino no aparezca como una de las primeras opciones del viajero que piensa en ir a Italia. Sin embargo, debido a su oferta cultural, gastronómica y de entretenimiento, debería estar en la cúspide de los lugares por descubrir.
Mención aparte merecen sus playas bañadas con aguas azules y verdes.
Cerdeña huele a mar cristalino, a arena blanca, a mirtos, a tomates maduros, a vinos naturales, aromas abrazados por bellísimos paisajes.
La naturaleza ha dotado a esta zona italiana de hermosas grutas, islotes volcánicos, montañas calcáreas, puestas de sol dignas del Instagram y encantadoras poblaciones que se pierden en el horizonte.
Las nuragas, imponentes construcciones megalíticas, son el símbolo de Cerdeña y representan el rico pasado de esta región.
La cultura sarda es producto de muchas otras y, debido a su ubicación, ha sido deseada por muchos pueblos a través de la historia. Destacan los fenicios, los árabes, los franceses, los italianos y los españoles; sobre todo, los aragoneses que marcaron la historia de esta civilización.
Entre los sitios que hay que visitar se encuentra Tiscali, antiguo pueblo escondido en una montaña, y la aldea nurágica de Serra Orrios. También es obligatorio conocer las iglesias antiguas de la zona, vagar por pequeños pueblos plagados de historia, ver pasar la vida en plazas arboladas y refrescarse en los bares al aire libre.
GRANDES TRADICIONES
Se respira en esta isla un ambiente de pueblo de antaño. Así, desde su capital Cagliari, el viajero se asombra al ver lo amable que es la gente, sobre todo cuando detectan a los mexicanos, ya que no llegan muchos por esos lares.
Ahí, como en tiempos antiguos, hay costumbres muy enraizadas como las carreras de caballos, las fiestas del patrón Sant'Efisio, que salvó a la isla de la peste y que reúne cada año a una gran procesión de carretas con aldeanos tirando pétalos de flores hasta la iglesia.
Dicha tradición apareció recientemente en la colección de Alta Moda de la firma Dolce & Gabbana.
También está la fiesta conocida como la Sartiglia de Oristano, con un carrusel ecuestre, o la Ardia di Sedilo, que presume una competencia con equinos.
RINCONES DE ENSUEÑO
Cerdeña sorprende con su riqueza acuática. Hay que alquilar un velero para darse una vuelta por los islotes que la rodean y practicar esnórquel, buceo, kayak o tomar el sol bajo un cielo índigo.
Los aficionados de la foto gozarán al ver calas como Biriola o Capriccioli y para los amantes del senderismo hay una gran cornisa de elevaciones y valles que permiten avistar flora y fauna.
Además, es posible visitar el Parque Geominero, que permite contemplar galerías, minas y museos relacionados con la geología y la minería, dos actividades muy importantes en Cerdeña.
Vale la pena saber que el norte de la isla es ideal para quienes prefieran experiencias muy chic y saciarán sus gustos en destinos como Arzachena, Porto Cervo y el Archipiélago de la Maddalena, entre otros.
Y el sur, más rural y tradicional, es ideal para deleitarse con la sublime playa del Poetto y para pasear por la carretera panorámica SP71.
Antojos a la carta
Si bien hay delicias clásicas como la pizza, nadie debe irse sin probar los ñoquis sardos llamados malloreddus. En Cerdeña, destacan productos como el queso de oveja llamado pecorino, la alcachofa espinosa, el azafrán y el pez botarga, entre otros.
Y en el rubro de los panes hay que saborear el coccoi y el carasau. Guisos a base de cordero, cochinillo asado, lubinas doradas, anguilas a las brasas y sardinas servidas con papas complementan la dieta del destino.
Nuestra experiencia
Volamos de la Ciudad de México a Frankfurt y de ahí tomamos otro vuelo con una aerolínea de bajo costo para trasladarnos a Cagliari, capital de Cerdeña.
Nos hospedamos en el famoso Forte Village Resort, un complejo turístico con varios hoteles, hermosos jardines, spa de altura, diversos restaurantes de chefs reconocidos y que regala fascinantes vistas de la playa de Santa Margherita di Pula.
Para conocer a plenitud la isla conviene dedicar al menos una semana y media. Más inspiración (www.italia.it/es/cerdena).