Ma. Teresa Medina Marroquín

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Eran mudos con Salinas y Zedillo
jueves, 5 de septiembre de 2024
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¿DE DÓNDE HAN SACADO LOS OPOSITORES TANTA FUERZA PARA ENFRENTAR AL PRESIDENTE?

Una de las grandes acusaciones que circulan en medios y redes sociales es que el presidente López Obrador es un enorme cínico y corrupto.

Que la Reforma Judicial es una venganza contra, principalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y no pocos magistrados y jueces federales.

Le cargan también al nativo de Macuspana que el pandemónium propiciado por esta reforma, se debe a que está tratando de que las monumentales obras como el Aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya, así como la Refinería de Dos Bocas no sean sometidas a profundas auditorías.

Señalan los denunciantes que el Presidente trata a toda costa de que estas obras tengan el nivel de “seguridad nacional”, pues de lo contrario se “descubriría” (alegan) que los recursos derramados ahí superaron exageradamente los presupuestos proyectados.

Es decir, que quedaría al descubierto la corrupción que la Corte intenta hacer pública, afirmando que estas obras carecen de un nivel estratégico y prioritario para el Estado mexicano.

Lo que en su momento daría la posibilidad de que la ciudadanía se enterara de los supuestos excesos en que se incurrió en estas tres obras.

AFIRMAN QUE ESTOS CAMBIOS NO TIENEN PRECEDENTE HISTÓRICO

Otra: que la “sobrerrepresentación” de Morena en la Cámara de Diputados y la elección popular de jueces que traerá la aprobación de la Reforma Judicial, no tienen precedente en la historia de este país donde, lo que sí sabemos mujeres y hombres, es que ese “no precedente” sí tiene una serie de precedentes.

Tan graves estos últimos que, sólo para refrescarnos la memoria, recordemos que en 1994, hace 30 años, siendo presidente Ernesto Zedillo, realizó una Reforma Judicial donde se redujo el número de ministros de 26 a 11, “estableciendo un nuevo proceso de selección para los mismos”, pasando de ser inamovibles los ministros a cumplir 15 años en el encargo.

De hecho la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) era en ese entonces el órgano colegiado judicial más numeroso del mundo.

El argumento de Ernesto Zedillo era el de fortalecer a la Suprema Corte y que en esos cambios se reflejara “hasta sus últimas consecuencias el principio de la supremacía constitucional”.

La pregunta es:

¿Y qué partidos, empresarios, gobiernos, periodistas, organismos internacionales se atrevieron a protestar por esa reforma judicial?

Y así fue: NADIE.

LA DIFERENCIA ES QUE AHORA HAY DEMOCRACIA Y LA CORTE SE SENTÍA INTOCABLE

Nadie se erigió en un desafío político al régimen, alegando que esa reforma alteraría a la nación, el crecimiento y la propia estabilidad financiera, así como las relaciones políticas y comerciales de México con Estados Unidos.

¿Entonces por qué ahora en este 2024 pareciera como si medio país estuviera contra la reforma judicial de AMLO?

¿Será porque con el actual Presidente de la República todo mundo tiene la libertad de expresarse y criticar directamente al gobierno?

Mientras que con Zedillo, y desde luego con su antecesor Carlos Salinas de Gortari, ¿nadie se atrevía a levantar la voz ante el riesgo de ser silenciado?

Seamos sinceros todas y todos: México se encuentra en un proceso donde el terreno político ha sido nutrido por el fertilizante de la democracia, dando paso a los requerimientos de una nación que durante tantas décadas estuvo “ciega”, “sorda” o “muda”.

En realidad estaba gobernada por reyes sexenales que si se les daba la gana eran capaces de vender al país entero, o dejarlo como garantía de créditos contratados con la usura internacional.

Pero las cosas cambiaron, y hasta la Corte, que se creía intocable, ya está sujeta a un proceso inexorable donde la revisión de la democracia se les apareció.

¡Deseándole un día maravilloso!

tessieprimera@hotmail.com, @columnaorbe, columnaorbe.wordpress.com

 

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