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El peso mexicano perdió atractivo como una moneda popular de inversión entre los operadores de carry trade luego de que la divisa nacional sufriera episodios de fuerte depreciación como respuesta a la hipersensibilidad de los mercados ante la publicación de datos macroeconómicos decepcionantes, señaló el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Durante agosto de 2024, los mercados financieros de las economías emergentes se vieron sometidos a prueba por los episodios de volatilidad y la desestabilización de las operaciones de carry trade.
"En consecuencia, varias monedas de las economías emergentes con rendimientos más altos se depreciaron, especialmente en América Latina (como el peso mexicano y el real brasileño), por lo que perdieron en gran medida su atractivo para los especuladores cambiarios", indicó el BIS en su Informe Trimestral publicado este 16 de septiembre.
Expuso que dicha volatilidad surgió por la reacción descomunal de los inversores a la publicación decepcionante del mercado laboral estadounidense el viernes 2 de agosto, la cual consideraron como un posible indicio de debilitamiento en dicha economía.
Posteriormente, la turbulencia se trasladó a Japón luego de que el banco central asiático emprendió un ajuste monetario por primer vez en casi dos décadas, lo que causó una presión en las posiciones apalancadas (sobre todo en las operaciones de carry trade), una revalorización del yen japonés y una masiva liquidación del mercado de valores.
"Las condiciones de financiamiento más restrictivas en yenes japoneses fueron uno de los detonantes de la turbulencia a principios de agosto.
"Como las operaciones de carry trade se endeudan en divisas de bajo tipo de interés para invertir en divisas de mayor rendimiento, la reversión provocó una apreciación pronunciada, aunque de corta duración, de las divisas de financiación, predominantemente el yen, y una depreciación de las divisas de inversión de economías emergentes, principalmente el peso mexicano", indica el Informe cuyo periodo de revisión abarca del 1 de junio al 6 de septiembre.
Además de las repercusiones de la turbulencia a principios de agosto, la evolución de los mercados financieros de las economías emergentes reflejó los desafíos macroeconómicos en curso, ya que las principales fuentes de tensión fueron los crecientes riesgos de una desaceleración mundial.
"La desaceleración del crecimiento interno también afectó a los mercados financieros de algunas economías, como China y México", añadió.
El organismo señaló que los desafíos macroeconómicos en algunos países, como México, se vieron agravados por los problemas políticos internos.
"Por ejemplo, el peso mexicano se depreció en junio, tras el margen de victoria sorprendentemente amplio del partido gobernantes (Morena) en las elecciones locales, y aún más en agosto, con la escala de las anunciadas posibles reformas constitucionales y legales", puntualizó el Banco que actualmente está bajo la dirección del exsecretario de Hacienda Agustín Carstens.
Advierten burbuja especulativa en tecnológicas
BIS externó su preocupación por los factores que están detrás de los altos precios de los empresas tecnológicas líderes, lo que podría desembocar en el estallido de una burbuja especulativa.
Para este caso, el banco hace referencia a un grupo de empresas del sector de la tecnología denominado "las siete magníficas", que incluyen a Alphabet -matriz de Google, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla.
"Si bien el crecimiento de sus ganancias ha sido sólido, el rápido aumento de los precios de los gigantes tecnológicos plantea preocupaciones sobre si estas valoraciones están impulsadas por un optimismo excesivo sobre las ganancias futuras, lo que podría hacer eco de la burbuja de las puntocom de los años 90", advirtió el organismo.
La burbuja de las puntocom hace referencia a un periodo especulativo de 1993 a 2000 en el que se produjo un fuerte crecimiento en las acciones de las empresas relacionadas con el internet en las bolsas de valores.
El paralelismo con la burbuja de las puntocom puede parecer adecuado, enfatizó el BIS, ya que en ambos periodos se produjo un aumento de la participación del sector tecnológico en la capitalización de mercado del índice de referencia S&P 500.
"En el 2000, el punto álgido de la burbuja de las puntocom, la participación de las empresas tecnológicas en el índice S&P 500 alcanzó el 47 por ciento, duplicándose desde el 23 por ciento en menos de dos años.
"A finales de agosto de 2024, la participación de las empresas tecnológicas había alcanzado el 49 por ciento, pero el aumento fue más gradual tardó casi una década en duplicarse", expuso.
Dichos patrones reflejan la dinámica general de los precios de las acciones: el S&P 500 se triplicó en términos reales entre 1995 y 1999, en comparación con una triplicación más gradual durante la última década.
El banco advirtió que a pesar de la creciente rentabilidad de "las siete magníficas", sus valoraciones aún pueden estar forzadas.
"Si los mercados son demasiados optimistas sobre las ganancias futuras, pueden terminar decepcionados. Hasta 2019, las ganancias de las tecnológicas tendían a superar las expectativas.
Pero con valoraciones más elevadas, la probabilidad de decepciones ha ido en aumento", sentenció.