Ma. Teresa Medina Marroquín
Orbe
En los poderosos y modernos radares que en Tamaulipas detectan los méritos, niveles académicos y trayectorias fulgurantes, pero esencialmente la lealtad e integridad moral, sobresale el abogado y contador público tampiqueño, Raúl Hernández Chavarría.
Este personaje, Maestro y Doctor en Finanzas, Auditorías Gubernamentales, Derecho Fiscal y Ciencias de lo Fiscal, es de esos personajes que ningún corrupto quisiera encontrárselo de frente.
Mucho menos bajo una exhaustiva carpeta de investigación y una auditoría de esas que suelen descubrir hasta las enfermedades del alma.
Esa es la imagen que irradia Raúl Hernández Chavarría, ciudadano cabal auspiciado por sus principios, convicciones, trayectoria y distinguidos títulos académicos donde ostenta (como pocos) dos licenciaturas, dos maestrías y tres doctorados.
Pues bien, este destacado tampiqueño ya es el más fuerte candidato a convertirse en el Fiscal Anticorrupción de Tamaulipas.
UNA FISCALÍA QUE CAYÓ EN UN DESGASTE PASMOSO Y EN UNA GRAVE FRACTURA
Un cargo de enorme responsabilidad, desde donde en el pasado nunca se combatieron tantos abusos y excesos, propiciando que dentro del Gobierno de Tamaulipas (sexenio pasado) todo cayera en un desgaste pasmoso y en una grave fractura de esa fiscalía especializada.
Por fortuna, el gobernador Américo Villarreal Anaya ha convocado desde el inicio de su administración a funcionarios capaces de entregar los mejores resultados que fortalezcan el Estado de derecho y presenten los balances financieros que permitan a Tamaulipas un desarrollo social y una economía próspera, fecunda y permanente.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta Tamaulipas, desde la Fiscalía Anticorrupción que pronto se instalará, es precisamente a una procuración de justicia avasallada y muchas de las veces extraviada por causa de individuos que bloquearon el despeje de complicadas ecuaciones, originadas en sólo un sexenio, y cuyos resultados eran indispensables para evitar los desastres económicos y la ausencia de una justicia a la que sólo tenían acceso los amigos y cómplices de quienes mal gobernaban el estado.
Ese escenario nunca lo vieron en esos seis años las y los tamaulipecos. Y la causa fue que antes de la llegada de Morena al poder en la entidad no existía quienes se hicieran cargo de la geografía social y política.
NADIE OLVIDA A QUIENES TRAJERON ENCAJUELADA A LA JUSTICIA
A cambio, las instituciones estatales sólo se dedicaron a hacerse de la vista gorda y desatar una impunidad que terminó por acorralar la agenda pública.
Desde luego, no había quienes se ocuparan de hacer valer a instituciones como la Fiscalía Anticorrupción, así como a la Auditoría Superior del Estado, a la Contraloría y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Sin omitir que quienes presidían el Poder Judicial de Tamaulipas también trajeron encajuelada a la Señora Justicia durante muchos años.
En palabras simples, pero con significados relevantes, lo que Tamaulipas demanda con urgencia a la Fiscalía Anticorrupción es un funcionario valiente, experimentado, preparado e inteligente, capaz de ofrecer un compromiso trascendental.
Y no sólo un compromiso trascendental, sino vital, como el que bien puede cumplir (sin intereses políticos de por medio) el abogado y contador público Raúl Hernández Chavarría.
Sin tratar de decir que otros candidatos a la Fiscalía Anticorrupción no tengan la estatura moral y los méritos suficientes, el pacto que firmó Américo Villarreal Anaya con el pueblo, hará que el pasado sea borrado del mapa, fortaleciéndose esa fiscalía con un titular que marque el antes y el después.
Un suceso que durante largos ocho años ha tenido expectante a las y los tamaulipecos. Y que finalmente ha llegado.
¡Deseándole un día maravilloso!
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