A lo largo de este territorio, uno de los siete que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU), destacan el empeño por aquilatar la herencia del pueblo emiratí y promover el trepidante florecimiento modernista sin el cual, quizás, no sería el exitoso distrito cultural y de negocios que es hoy en día.
De ahí que Sharjah reciba cada año a turistas de todo el mundo atraídos por los múltiples eventos que han valido a este emirato, ubicado a menos de una hora de la vecina Dubái, el reconocimiento de la Unesco como Capital Cultural del Mundo Árabe, en 1998; Capital de la Cultura Islámica, en 2014, y Capital Mundial del Libro, en 2019.
El calendario incluye tanto su Bienal de Arte y su Trienal de Arquitectura, o su Festival de Lectura Infantil y la Feria Internacional del Libro, misma que del 6 al 17 de noviembre estará celebrando su edición número 43.
Motivos no faltan, pues, para ir a conocer esta urbe colmada de palmeras y cálidos aires costeros.
Las vías rápidas, escasas aceras y nulos carriles especiales en el área industrial, evidencian este emirato como poco considerado con el peatón y con quienes se movilizan en medios como bicicletas o patines eléctricos, que son varios.
Sin embargo, siempre se puede ir a pie por el Paseo Marítimo, bordeando el amplio litoral en el que desemboca el Golfo Pérsico.
Hay que tener cautela con la exposición al aire libre, pues el Sol suele irradiar con fuerza.
Pretexto ideal para hacer una pausa y refrescarse con una malteada de dátil o un frío té karak -intenso té negro con especias y leche- en un espacio como la Arabian Tea House, dentro del encantador mercado Zoco Al Arsah.
Igual de grato resulta recorrer el barrio antiguo, en el corazón de Sharjah, una valiosa encarnación de la tradición histórica con recintos de piedra coralina, donde están instancias como el Teatro Nacional, el Fuerte Al-Hisn o los museos de Caligrafía y el del Patrimonio, éste último inaugurado en la casa de un comerciante de perlas que data del Siglo 18.
Otras paradas sugeridas son el Museo de Arte de Sharjah, conocido por su colección de arte árabe contemporáneo, y el Museo de la Civilización Islámica, que permite adentrarse en la historia de los pueblos árabes y en las enseñanzas del Corán, el libro sagrado de los musulmanes.
El AI Noor Island Park; los espectáculos en el anfiteatro Al Majaz, y las maravillas marinas que resguarda el Sharjah Aquarium amplían el catálogo de actividades a realizar.
Todo esto sin obviar la visita a playas como la de Al Khan y Al Mamzar.
El contraste con los rascacielos que albergan a su base negocios como supermercados, farmacias, salones de belleza, tiendas de electrónica y cafeterías, hace que por toda la urbe reluzcan aún más las portentosas mezquitas, varias de ellas en un estilo otomano clásico, de distintivos minaretes y cúpulas.
Acaso una de las más atractivas sea la Mezquita Al Noor, con una espléndida vista a la laguna Khalid, en Buhaira Corniche. Se trata, además, de una de las pocas abiertas al público y con visitas guiadas, de las más de 3 mil repartidas por toda Sharjah.
Para los forasteros, puede resultar sorpresivo escuchar por vez primera los imponentes llamados a la oración como también sorprenden despachos como Zaha Hadid Architects y Foster + Partners que han erigido las bellas edificaciones de espacios como La Casa de la Sabiduría, que es una vanguardista biblioteca y también centro cultural, y la sede de la firma medioambiental BEEAH.
DE GRAN BELLEZA
Mas el indómito diseño natural de las dunas y el vasto paisaje en la región de Mleiha (a unos 40 minutos del centro de Sharjah) persiste por sobre toda obra humana.
En este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hay tumbas, fortalezas y fósiles de la Edad de Bronce.
El Centro Arqueológico de Mleiha no sólo ofrece un vistazo a esos antiguos pobladores, sino que organiza visitas guiadas por esta área, incluido el "Valle de las cuevas".
El paseo en camionetas a través del desierto, con los experimentados conductores subiendo y bajando vertiginosamente por dunas cuya disposición cambia todos los días, resulta imperdible.
Escalas para inmortalizar con fotos el atardecer son obligadas.
No queda más que cerrar la jornada con un asado con brochetas de cordero, fideos y pan pita y el ver el firmamento por medio de un telescopio, termina por sellar el idilio con Sharjah, esa bella perla árabe suspendida entre eras.
En nuestra experiencia, volamos desde la CDMX a Sharjah con Emirates, haciendo escala en Barcelona.
Pernoctamos en el Hotel Novotel Sharjah Expo Centre, y el paseo en el desierto lo realizamos con Discover Mleiha.
Los mexicanos no requieren visa para visitar los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Para disfrutar a ritmo lento de este destino y combinarlo con otro emirato, vale la pena reservar unas dos o tres semanas.
Para más inspiración (www.sibf.com, www.discovermleiha.ae, www.visitsharjah.com).