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Un propósito de Año Nuevo que no falta es cambiar de hábitos alimenticios y empezar a hacer ejercicio. Pero ¿por qué tiramos la toalla pasando enero? Usualmente, porque ponemos metas inalcanzables a corto plazo; además, buscamos resultados inmediatos como motivación para continuar en el camino.
Esa combinación a menudo resulta en fracaso. Por eso, para febrero los propósitos se han olvidado.
Es esencial comprender que, a falta de motivación, debe haber disciplina férrea. No siempre vamos a estar emocionados por comer sano y hacer ejercicio regularmente; ahí es donde debemos tener claro el objetivo y las razones para alcanzarlo.
Así le damos sentido, lo volvemos un recordatorio para mantenernos enfocados en lograrlo.
1.- Define una meta y fecha para alcanzarla. Asegúrate de que es viable, si es necesario asesórate con un profesional de la salud.
Fija objetivos semanales, así entenderás el impacto de las pequeñas acciones diarias.
2.- Evita ir de un extremo a otro. Es mucho más factible que tu propósito sea sostenible si empiezas con cambios graduales. Por ejemplo, en vez de cortar de tajo el pan dulce, déjalo para el fin de semana.
3.- Encuentra una actividad física que disfrutes y puedas realizar fácilmente. Inscribirte en un gimnasio lejos de casa o de la oficina, por mucha promoción que ofrezca, hará que la distancia se convierta en el pretexto perfecto para faltar.
4.- Sé creativo a la hora de cocinar. Es importante variar la presentación para que tus alimentos sean igual de atractivos a la vista que al paladar.
5.- Aprovecha el fin para cocinar y evitar así la tentación de chatarra por hambre y falta de tiempo.
Puedes preparar de más y congelar porciones individuales.
6.- Consume verduras mínimo tres veces por día. Eso llenará a tu organismo de nutrientes y, gracias a su contenido de fibra, tendrás mayor saciedad durante toda la jornada.
7.- Evita las calorías líquidas aportadas por jugos, bebidas azucaradas, aguas de sabor, preparaciones dulces a base de café, aderezos comerciales para ensaladas... Provee a tu cuerpo la hidratación adecuada con agua simple.
8.- Modera tu consumo de pasteles, chocolates, pan dulce y comida chatarra. Al principio es conveniente llevar una bitácora de alimentación para darte cuenta qué tanto sueles recurrir a ellos para calmar antojos y ansiedad.
9.- Evita consumir alcohol en exceso. Muchas veces olvidamos que éste nos aporta un gran concentrado calórico.
10.- Como seres biopsico- sociales muchas veces debemos adaptarnos a la alimentación del grupo. Recuerda seguir la regla 80-20: 80 por ciento estilo de vida saludable y 20 por ciento flexible sin caer en los excesos.
GUÍA RÁPIDA
Antes de surtir nuevamente la alacena, toma nota sobre qué es recomendable incluir en tu alimentación y de qué huir:
Evita
- Bebidas alcohólicas
- Comida chatarra
- Harinas refinada
- Azúcar de mesa
- Frituras
Procura
- Fruta de temporada
- Verduras de todos los colores
- Nueces y/o semillas
- Jugo verde sin fruta
- Encurtidos