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En esa Iglesia Cristiana de la colonia Cuartos Capulín, el festejo terminó. Una llamada acabó con la alegría de familias.
Al teléfono se escuchaba la voz de Ezequiel. Él decía que “estaban muertos”, que de las 15 personas que subieron a la camioneta Safari, nueve no respondían ni se movían, y que el resto sangraba y se quejaba.
Él también estaba herido, pero la emergencia por ayudar a sus hermanos de fe era más importante que sus lesiones.
El joven de 20 años era uno de los excursionistas que el pasado sábado habían regresado de un viaje por el Estado de México.
Con él también viajaba su hermano y otros compañeros de la Iglesia.
No a todos los conocía de tiempo. Y es que en ese viaje organizado por Iglesias Evangélicas, Ezequiel conoció a creyentes de templos del DF y del norte del Estado de México.
Por eso, esa noche Francisco Cruz tomó el volante de la camioneta blanca. Él fue elegido para conducir el transporte de la Iglesia que llevaría a quienes vivían lejos de Naucalpan hacia un templo de la colonia Tacubaya.
Francisco no se podía negar al encargo. Él y su esposa llevarían de regreso a quienes ese día también festejaron los 15 años de la menor de sus dos hijas.
Eran ellos, sus hermanos de fe, quienes les ofrecían ayuda cuando el sueldo de albañil no alcanzaba, y quienes se habían convertido es su familia desde hace cinco años cuando dejaron su estado natal, Veracruz.
DIRECTO A SU TOLDO
Todavía no salían del municipio cuando un auto negro les cayó como del cielo. Era un Passat que se dirigía hacia la zona alta de Naucalpan y que invadió los carriles por donde viajaban los excursionistas.
Ahí, en la colonia Loma Linda, el coche pegó directo a quienes viajaban en el frente de la camioneta. Por eso el testigo cree que los primeros en morir fueron Francisco, su esposa y sus dos hijas.
Él casi no recuerda qué ocurrió después, pero cuentan quienes vieron que el automóvil voló para caer sobre el toldo de la camioneta.
El golpe prensó a sus ocupantes e hizo que ambos vehículos volcaran.
Dos niños del DF —de tres y siete años—, y una mujer de Zumpango, murieron al salir lanzados de la camioneta. Un joven más quedó prensado en los asientos traseros junto al cadáver de su madre.
Uno más se convirtió en la víctima 11 al llegar al hospital.