No pecan, cultivan la amapola por necesidad: obispo

CHILPANCINGO, Gro., mayo 14 (EL UNIVERSAL).- El estigma por cultivar amapola lo lleva en las manos la gente de las comunidades de La Sierra y La Montaña de Guerrero que ha visitado el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

“Pero la Iglesia no debe condenarlos por eso, no son pecadores”, dice el prelado.
“Son de las personas más marginadas del estado y del país.

Ellos llevan un complejo de culpa porque cuando rallan el bulbo de la amapola al contacto con el aire se vuelve negro. Toda la gente trae las manos negras y se le caen las uñas.

Pero esa gente son campesinos que siembran amapola, no narcotraficantes”, afirma.
El obispo, quien ha causado polémica por sus opiniones en temas como el narcotráfico y la pugna entre grupos de la delincuencia organizada en los poblados de la serranía, urge a regular la siembra de amapola con fines médicos y pide al Ejército que deje de fumigar esos plantíos.

Considera que el cultivo de esta flor es la única opción para los campesinos, “lo hacen por necesidad”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, alerta, incluso, sobre el riesgo de un levantamiento social.

“Si les quitan el cultivo de la amapola harían otro movimiento. El hambre es la madre de todas las guerras. La Sierra es el eslabón más débil de la heroína”.

Rangel Mendoza asegura que los grupos armados han sustituido a la autoridad en algunas comunidades. “La otra realidad de la que nos tenemos que dar cuenta es que donde controlan los grupos, vamos a decir de narcotraficantes, es donde se está más tranquilo, más seguro”, señala.

EL UNIVERSAL