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Temporada de huracanes 2011

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DISTINTAS fases en la organización de un huracán. Primero, se forma una depresión tropical, misma que, al incrementarse la velocidad de sus vientos se transforma en tormenta tropical y finalmente, en huracán.
La temporada de huracanes 2011 en el Atlántico, que inicia oficialmente el 1 de junio y termina el 30 de noviembre, aunque será una de las más activas, según la firma privada Weather Service International (MSI)
lunes, 25 de abril de 2011
Por: Jesús Rivera
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La Prensa / Reporte.-

La temporada de huracanes 2011 en el Atlántico, que inicia oficialmente el 1 de junio y termina el 30 de noviembre, aunque será una de las más activas, según la firma privada Weather Service International (MSI).

Según el pronóstico para este año, habrá 17 tormentas, de las cuales, 9 serán huracanes de intensidad 1 y 2 en la escala Saffir-Simpson y cinco de categoría tres o mayor.

En el período de 1995 al 200, el promedio de tormentas tropicales fue de quince, ocho de intensidad moderada y cuatro huracanes intensos. El pronóstico de actividad inusual coloca al Golfo de México y la costa este de los Estados Unidos bajo una “amenaza significativa”, según WSI.

Las cifras que se pronostican para este año son similares a las del 2008, cuando impactaron en Luisiana y Texas los huracanes Dolly, Gustav e Ike.

Cabe mencionar que en el período de 1950 al 2000, el número de tormentas nombradas fue de 9.6, de las cuales, 5.9 fueron huracanes de intensidad media y baja y 2.3 fueron huracanes intensos.

En el Atlántico, el récord de actividad alta fue de 28 tormentas con nombre, 15 huracanes de intensidad media o baja y 8 intensos. Por el contrario, el récord de actividad baja marcó 4 tormentas nombradas y apenas 2 huracanes de intensidad media o baja.

Una temporada normal tiene entre 9 y 12 tormentas nombradas, con 5 ó 7 de intensidad moderada y 1 a 3 de intensidad fuerte. En el 2010, se formaron 19 huracanes, considerada, a su vez, como la segunda peor temporada en los últimos 50 años, sólo detrás del 2005, cuando se presentaron 29 ciclones.

Para esta temporada, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), por medio de los centros regionales, se encargará de elaborar la lista de nombres que corresponden a cada fenómeno tropical que se presente en las distintas zonas geográficas.

En el caso de la región del Atlántico, se alternan nombres masculinos y femeninos. Según el pronóstico emitido por la Universidad Estatal de Colorado, la probabilidad de que estos posibles sistemas tropicales puedan tocar tierra en los Estados Unidos, con categoría 3, 4 y 5, es del 73% a lo largo de toda la costa, en tanto que el promedio en el último siglo fue del 52%.

Para la costa sobre el Golfo de México, se pronostica un porcentaje del 48%, cuando el promedio histórico es del 30%. EL NIÑO Y LA NIÑA En este año, el fenómeno conocido como “La Niña” continuará afectando el Océano Pacífico y causando un incremento en el Atlántico, indican reportes meteorológicos.

Estas alteraciones en la temperatura del océano provocan cambios a nivel global. El Niño es un fenómeno climático cíclico que afecta la parte de América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia, generando un sobrecalentamiento de las aguas.

Su nombre se refiere al niño Jesús porque el fenómeno ocurre aproximadamente en el tiempo de Navidad en el Océano Pacífico, por la costa oeste del sur de América, pero la denominación correcta es “Oscilación del Sur El Niño (ENSO) por sus siglas en inglés.

El fenómeno se origina en el Océano Pacífico tropical, cerca de Australia e Indonesia, alterándose con ello la presión atmosférica en zonas muy distantes entre sí; hay cambios en la dirección y en la velocidad de los vientos, así como el desplazamiento de las zonas de lluvia a la región tropical.

Las consecuencias de ésta oscilación térmica marítima a nivel global son: cambio de la circulación atmosférica, calentamiento global del planeta y aumento en la temperatura de las aguas costeras durante las últimas décadas, especies que no sobreviven al cambio de temperatura y mueren, generando pérdida económica en la pesca, surgimiento de enfermedades como el cólera, que en ocasiones se transforma en epidemias muy difíciles de erradicar.

En nuestro país, como en otros de la cuenca del Pacífico, El Niño provoca importantes cambios en el clima, con calentamientos del mar, condiciones de sequía, lluvias intensas en secciones del país e inviernos generalmente húmedos.

En cuanto al fenómeno conocido como La Niña, se le llama así porque presenta condiciones contrarias a El Niño, pero también es conocido como El Viejo o el Anti-niño.

Ambos fenómenos tienen mucho que ver en la formación de huracanes, tanto en el Pacífico como en el Atlántico, según especialistas.

MALOS RECUERDOS La temporada de huracanes 2010, la segunda más intensa de los últimos cincuenta años, trae malos recuerdos para los reynosenses.

El 26 de junio del año pasado, el Centro Nacional de Huracanes decretó formalmente el nacimiento de la tormenta tropical Alex, la primera de la temporada, misma que afectó Belice y salió hacia el Golfo de México convertida en depresión.

Sin embargo, el 29 retomó fuerza hasta convertirse en huracán. El 30 de ese mismo mes, tocó tierra en Soto La Marina, con vientos de 165 kilómetros por hora, para después degradarse al proseguir su trayectoria tierra adentro.

Sin embargo, a Alex se le recuerda por la gran cantidad de agua que trajo consigo. Los principales sistemas pluviales del noreste de México fueron insuficientes para controlar la avenida de agua y hubo necesidad de derivar grandes volúmenes de agua.

Las presas El Cuchillo, La Amistad, Falcón y Marte R. Gómez, que en ese momento se encontraban en niveles elevados de almacenamiento, se vieron fácilmente rebasados.

Autoridades estatales y municipales culparon a la Comisión Nacional del Agua de no preveer una situación de este tipo. Como consecuencia, a partir del día 5 de julio se lanzó la advertencia de inundaciones en toda la cuenca.

En Reynosa, primero se anticipó que veinte colonias podrían sufrir los efectos de la inundación, pero después la alerta se amplió a un número mucho mayor.

A la fecha, los efectos del huracán Alex todavía son visibles: sobre el boulevard Luis Echeverría o María J. González, se ven los registros del drenaje pluvial taponados, una fracción del bordo de contención fue modificada y aún hay casas o negocios en la colonia Del Prado que tienen costales de arena.

Las secuelas de Alex son por todos conocidas: se inundaron más de veinte colonias, el bordo estuvo a punto de colapsar, la creciente del río duró casi dos meses a su máximo nivel, el módulo aduanal del CITEV permaneció cerrado por el mismo período, dos colonias fueron reubicadas y el sistema de drenaje pluvial de la zona centro, quedó colapsado.

PREPARACIONES Autoridades locales se preparan para la temporada de huracanes 2011 que inicia el 15 de mayo. En los próximos días, previo al inicio formal de la temporada, el Consejo Municipal de Protección Civil sesionará para dar a conocer algunas estrategias de acción inmediata, en caso de que un fenómeno tropical amenace la zona norte del Estado, pero sobre todo, para conocer qué se ha hecho desde el año pasado para evitar que se vuelva a presentar una situación de esa naturaleza.

Información que adelantó la Dirección de Protección Civil señala que un huracán “es el más severo de los fenómenos meteorológicos conocidos como ciclones tropicales.

Estos son sistemas de baja presión con actividad lluviosa y eléctrica, cuyos vientos rotan antihorariamente, es decir, en contra de las manecillas del relj en el hemisferio norte.

Un ciclón tropical con vientos menores o iguales a 62 kilómetros por hora es llamado depresión tropical. Cuando los vientos alcanzan velocidades de 63 a 117 kilómetros por hora, se llama tormenta tropical y al exceder los 118 kilómetros por hora, se convierte en huracán.

Una de las diferencias principales entre estos tres tipos de ciclones es su organización. La depresión tropical agrupa nubosidad y lluvia pero las bandas espirales no están bien delimitadas.

La tormenta tropical es un sistema atmosférico con una mejor estructura, con bandas espiralazas convergentes hacia el centro del sistema. El huracán, por su parte, es un sistema totalmente organizado en toda la tropósfera, con bandas espiraladas de lluvia bien delimitadas.

ESCALA SAFFIR-SIMPSON Protección Civil explica que la escala Saffrir-Simpson, la más utilizada en nuestro hemisferio para medir la intensidad de los ciclones, define y clasifica la categoría de estos fenómenos en función de la velocidad de sus vientos.

La categoría 1 es la menos intensa, con vientos de entre 118 y 153 kilómetros por hora. La categoría 2 incluye ciclones con vientos de entre 154 y 177 kilómetros por hora; la categoría 3, entre 178 y 209 kilómetros por hora; la 4, con vientos de entre 210 y 250 kilómetros por hora, y finalmente, la categoría 5, la más destructiva, con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora.

 

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