El arpa, uno de los instrumentos musicales más conocidos y antiguos, es también un recurso para ayudar a las personas a encontrar calma ante la ansiedad de los tiempos actuales.
Durante la pandemia y con los retos de salud mental de aquel momento, Alma Elena Gutiérrez Leyton, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL, encontró en la escritura y en la música la forma de sanar emociones.
Aquellos hallazgos han evolucionado y hoy son parte del taller de musicoterapia que Gutiérrez Leyton ofrece, a la par de sus cursos académicos sobre comunicación y educación, tanto a estudiantes de su institución como para el público en general.
"El arpa es uno de los instrumentos más antiguos de la humanidad, tal como lo registran los vestigios de las civilizaciones ancestrales que ubican su origen hacia el año 3 mil 500 antes de Cristo", explicó la integrante del Nivel l del Sistema Nacional de Investigadores.
"Documentos como la Biblia la mencionan en más de 30 ocasiones como símbolo de adoración, de conexión entre el cielo y la Tierra.
De alegría, bendición, consuelo y liberación".
Desde una perspectiva de la física, prosigue la catedrática, el arpa tiene atributos únicos que se deben a la libertad que tienen sus cuerdas para vibrar una vez que se ha tocado y que permiten que el sonido impacte como una vibración sonora en cada célula del cuerpo humano.
Tras su investigación sobre el efecto que tiene la escritura terapéutica en el manejo de las emociones, y con formación previa en el arpa, integró la escritura, la voz y la música en un solo programa para ayudar a otras personas a relajarse, en especial, a sus alumnos.
Cuenta con una certificación como musicoterapeuta por el Instituto Mexicano de Musicoterapia Interdisciplinaria de la Ciudad de México.
"Esto también es ciencia, aunque con otro enfoque", dijo. "Hay investigadoras, como la física española María Victoria Contreras, quien después de su vida en la ciencia dura ha escrito libros sobre cómo somos energía y todo vibra.
"Si la música es vibración y nosotros vibramos, entonces el efecto sanador de las frecuencias musicales impacta en cada célula del cuerpo y en nuestra mente y la forma de ver la vida".
Gutiérrez Leyton contó que dentro de la Facultad de Ciencias de la Comunicación se creó el ensamble de personas de tercera edad, a quienes el taller ayuda a aumentar su capacidad de atención, su nivel de autoestima y a ejercitar su cerebro.