En la opinión
Pbro Miqueas Cantú Garza
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Una de las salutaciones del apóstol Pablo es gracia, misericordia y paz.
Una vez más escribo lleno de emoción al saber que Dios quiere que los seres humanos disfruten de la paz en medio de la tempestad social, puedan y manifestar la misericordia de Dios en sus vidas.
Guy King ha sugerido que se precisa de la gracia para cada servicio, misericordia para cada fracaso y paz para cada circunstancia. Porque la misericordia es piedad del corazón, es compasión que alberga la vida, la cuida y protege, da a luz, alimenta y ama la misericordia; ella está presente y armoniza en un matrimonio sano, en una familia integral.
La misericordia dá sensibilidad, fortalece la mente; otorga diligencia para mostrar, vivir y ejercerla. La misericordia eleva nuestros deseos, ellos; son el campo de batalla entre los deseos buenos y malos; es ahí la distinción, el que es misericordioso está presto para ayudar y bendecir a otros.
La misericordia forma el carácter y lo edifica; la persona que posee misericordia al practicarla
produce más misericordia.
La poesía de Florentino Vlibarri en su libro "Al viento de su Espíritu" dice: si yo tuviera entrañas de misericordia" Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia aprovecharía mi experiencia para ayudar a los equivocados, mi ternura para acoger a los niños, mi salud para acompañar a enfermos y ancianos, mi ciencia para orientar a los perdidos, mi responsabilidad para cuidar a los abandonados, mi rectitud para buscar a los pródigos, mi paz que Cristo da para reconciliar a los distanciados, mi amor por proteger a los que nos aman.
Señor hazme entender que la misericordia establece el estilo de vida y una vida que no tiene precio, porque es de valor eterno como la reflexión de Teresa de Jesús cuando expresó: Vivo sin vivir en mi y tan grata gloria espero que muero por qué no muero.
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