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La piel y sus secretos

Luminosidad, poros cerrados, tono uniforme y textura suave son algunos de los secretos que nos conducen hasta un rostro bonito.
viernes, 18 de abril de 2014
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La luminosidad de la piel depende directamente de su capacidad para reflejar la luz. Una piel luminosa es una dermis con un tono bonito y saludable y un aspecto resplandeciente.

La reflexión de la luz está influenciada en gran medida por el estado de la superficie cutánea, si la capa córnea está engrosada y rugosa o la piel está deshidratada la reflexión de la luz es menor y la piel aparece mate y apagada.

“En cambio si la superficie es lisa y regular y la dermis está hidratada se reflejan mejor los rayos de luz en todas las direcciones de forma que la piel aparece radiante”, explica la esteticista Felicidad Carrera.

La luminosidad también depende del tono de la piel, que entre otros factores, está influenciada por la presencia de dos pigmentos, la melanina y la hemoglobina presente en los capilares de la dermis.

Al incidir la luz sobre la piel, absorbe el color rojo de la hemoglobina, y este tono rojizo se refleja en la superficie de la piel y se hace visible mediante transparencia.

“Por lo tanto una piel con una buena microcirculación tiene un color rosado, en cambio si la microcirculación es deficiente, tiene una concentración irregular de la melanina con manchas o un tono poco uniforme aparece un color más cetrino y apagado”, dice Carrera.

En una piel sin luminosidad se ven más marcadas las arrugas, el tono es cetrino, opaco, mate, apagado, nada favorecedor y de aspecto envejecido. Algunos factores inciden negativamente en la luminosidad cutánea: el estrés, el sedentarismo, la falta de sueño y descanso, la edad, la mala alimentación, el exceso de sol, la exposición al frío, la contaminación, los cambios bruscos de temperatura o la limpieza insuficiente.

LA COSMÉTICA AL RESCATE

Hoy, la industria cosmética y los centros cosméticos trabajan para desarrollar fórmulas que contribuyen al embellecimiento con un amplio abanico de productos y tratamientos ricos en principios activos que mejoran la luminosidad de la dermis.

“Los tratamientos de limpieza profunda de piel ayudan a eliminar imperfecciones que alteran la superficie cutánea engrosándola como también lo hacen los productos de limpieza que se utiliza a diario en casa”, afirma Felicidad Carrera.

Además de la limpieza diaria, es necesario tratamientos exfoliantes, peelings y productos cosméticos con partículas de arrastre que se ocupan de conseguir una superficie cutánea más fina y lisa y facilitan la reflexión de la luz.

Se debe tener muy en cuenta los tratamientos hidratantes, calmantes y ricos en oxígeno, ya que una piel hidratada proyecta más la luz. La oxigenación de las células cutáneas se encarga de mejor la microcirculación y el tono rosado.

“Los tratamientos que activan la microcirculación mediante masaje manual, ultrasonidos, radiofrecuencia, infrarrojos, luz led o principios activos estimulantes ayudan a conseguir una piel más luminosa”, afirma Carrera, quien asegura que “los protocolos despigmentantes con luz pulsada o peelings químicos colaboran a eliminar los depósitos irregulares de melanina que entorpecen la reflexión de la luz”.

Sin pasar por alto los tratamientos antiarrugas, antioxidantes y reafirmantes con efecto lifting que combaten dos de los factores que alteran la superficie uniforme y lisa de la piel como son las arrugas y la flacidez.

Rápidos, de efecto “flash”, son los cosméticos con partículas reflectantes que cuentan con un mecanismo de acción puramente óptico, “estas partículas minerales reflejan la luz y consiguen así disimular las imperfecciones”, concluye la experta en luminosidad.

Carmen Martín/Efe-Reportajes

 

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