En la opinión
Pbro Miqueas Cantú Garza
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La incredulidad de Tomás, afloró debido a su ausencia en la reunión con los discípulos en el momento cuando Jesús resucitado se presentó delante de ellos, le dijeron: al Señor hemos visto; esa declaración, provocó anhelos en condiciones imposibles porque él les dijo: si no viere en sus manos la señal de los clavos y metiere mi dedo en lugar de los clavos y metiere mi mano en su costado; ardua condición no creeré.
La armonía trae sorpresas gloriosas de vida y de fe; ocho días después, estaba otra vez sus discípulos dentro y con ellos Tomas, Jesús se presta en forma invisible, sin que se abriera la puerta.
El imperativo de Jesús sobre las exigencias de Tomas, no seas incrédulo sino creyente. Tomas adhiere una confesión fundamental; Señor mío y Dios mío.
Dicha declaración es una experiencia espontánea, profunda, documentada, creativa y motivada por el amor de Cristo, amor auténtico e inigualable; y no por las evidencias que él exigía a causa de su incredulidad.
Jesús declaró que el amor es más fuerte que la muerte: Yo Soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto vivirá, aunque la mente humana se resiste a creer que la muerte, sea la vencedora final de la vida.
Hans Kungen en su libro "ser cristiano, la muerte es cosa del hombre" dice: La resurrección solo puede ser cosa de Dios, la resurrección no es un milagro del que haya que dar fe; ella misma es objeto de fe y la ciencia puede prolongar la vida pero no eternizarla.
Es impresionante que la palabra resurrección, con relación a Jesús en el nuevo testamento se menciona 41 veces. La resurrección de Jesucristo se establece en el acta de los decretos: Jesús es Hijo de Dios, que fue declarado hijo de Dios con poder según el espíritu de santidad por la resurrección entre los muertos.
La llave legítima como evidencia es el saludo Paz a Vosotros.
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