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Superviviente colombiana denuncia el machismo que incita la violencia sexual

La actriz estadounidense Angelina Jolie (dcha) posa junto a las activistas proderechos de las mujeres Carine safari (izda) y Nyota Babunga (centro) durante la cumbre sobre violencia sexual en los conflictos en Londres (Reino Unido) hoy, miércoles 11 de junio de 2014. La cumbre se celebra del 10 al 13 de junio. EFE
Jineth Bedoya, denunció hoy en una entrevista el machismo que, "en Latinoamérica y otros países", incita y tolera la violencia sexual.
miércoles, 11 de junio de 2014
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Londres, 11 jun (EFE).- Jineth Bedoya, periodista de 39 años secuestrada y violada durante el conflicto colombiano, denunció hoy en una entrevista con Efe el machismo que, "en Latinoamérica y otros países", incita y tolera la violencia sexual.
Bedoya, capturada y torturada por paramilitares en 2000 en el ejercicio de su profesión, está en Londres para asistir a la Cumbre Global contra la Violencia Sexual en zonas de Conflicto, inaugurada ayer por el ministro británico de Exteriores, William Hague, y la actriz estadounidense Angelina Jolie.
La actual subeditora del periódico "El Tiempo" forma parte del grupo de supervivientes que ofrece su testimonio para poner fin a los ataques contra mujeres como arma de guerra.
Arropada por varias premios Nobel, mañana presenta en la cumbre la campaña Unidas por la Acción, con la que se quiere concienciar a los Gobiernos sobre esa lacra y promover medidas de prevención y contra la impunidad.
Según Bedoya, en América Latina y en otras zonas del mundo el arraigado machismo hace que, muchas veces, los casos de violencia sexual a mujeres pasen desapercibidos y que las víctimas sean tratadas incluso como culpables.
"A veces, como en Colombia, hay leyes buenas que no se aplican.

Hay un problema gravísimo con el machismo. Tú llegas muchas veces a un tribunal y te encuentras a jueces y fiscales que, cuando una mujer llega a denunciar una violación, lo primero que dicen es: 'ella se lo buscó", explica.
"Si seguimos con esa concepción machista de que las mujeres nos lo buscamos, de que los cuerpos de las mujeres son propiedad de los hombres, va a ser imposible aplicar cualquier ley, porque prima esa concepción", razona.
En Colombia -donde se calcula que hay hasta dos millones de mujeres violadas durante el conflicto-, "lo vemos constantemente en los médicos, en los policías, en los jueces, y eso nos ha llevado a tener casos que quedan en la total impunidad y que alimentan otros", denuncia la periodista.
Bedoya matiza que, aunque "queda mucho camino por recorrer", su país ha avanzado pues, "por primera vez en décadas, el Estado ha reconocido que hay un problema grave de violencia sexual y la sociedad empieza a verlo como delito".
El inicio del proceso fue cuando ella misma, hace cinco años, hizo público su caso.
Trabajando como periodista especializada en el conflicto armado y el narcotráfico, a los 26 años fue secuestrada, torturada, violada y dada por muerta por los paramilitares de derechas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Aunque fue duro revelar su sufrimiento, ahora siente "que ha valido la pena".
"En este momento, por fin se habla del tema, después de muchas décadas en que este delito estaba oculto, silenciado, no se hablaba de lo que les pasaba a las mujeres, el ensañamiento con sus cuerpos, utilizados como armas de guerra.

Eso causó una crisis social muy grande, pero se ignoraba", relata.
Aunque los paramilitares han sido "especialmente bárbaros" en sus métodos, existe también un problema con la guerrilla, que abusa de menores en los campamentos y "les obliga a tener múltiples abortos", denuncia.
Según la periodista colombiana, el actual Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha sido el primero "en poner la violencia sexual en la agenda", pero las medidas adoptadas no avanzan con "la eficiencia" que sería deseable.
En opinión de Bedoya, es importante para avanzar que se apliquen las leyes, muchas de las cuales ya existen, no solo para castigar a los infractores sino también para atender a las víctimas.
"Se necesita asistencia psicológica y médica -advierte-.

Porque no es solo el ataque físico, es lo que pasa después con las mujeres, a veces se quedan embarazadas y tienen a esos niños, qué les pasa a esos niños como sujetos de la sociedad".
Sobre su propia tragedia, Jineth Bedoya dice que "una violación nunca se supera".
"Es imposible superarla, solo puede aprenderse a vivir con lo que ocurrió", reflexiona.
"Cuando a mí me secuestraron, cuando me violaron, cuando me torturaron, lo que yo quería era morirme, y pensé en el suicidio.

Pero el periodismo me salvó. Para mí el periodismo lo es todo", declara.

 

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