En la opinión

Pbro Miqueas Cantú Garza

Honor al honor a mamá!!!

A la madre de Alejandro el grande; le fascinaban las intrigas políticas y le gustaba intervenir en la función de Gobierno. En una de sus largas ausencias, Alejandro designó a Antípatro como gobernador de Macedonia durante su ausencia; tiempo después, recibió un mensaje de Antípatro en el que se quejaba de las constantes y continuas injerencias de Olimpia, madre de Alejandro, en el gobierno del país.

Le rogaba que no tardara en regresar para poner remedio a aquella situación. Alejandro después de leer el mensaje, exclamó: Antípatro es un buen gobernante, pero no conoce a los seres humanos; no sabe que una sola lágrima de mi madre puede hacerme olvidar lo que dice esta nota.
El honor al honor a mamá es expresivo, sentimental y preciso.

En la biblia la palabra madre se menciona 280 veces; la madre siempre tiene un corazón extendido, abarca más allá de sus hijos. Como dijo Débora: “me levanté como madre en Israel” El capítulo 31 del libro de proverbios da honor al honor de una madre; la madre vigilante; se levanta aun de noche.

Elabora constantemente la comida a su familia. La madre es emprendedora; considera la heredad y la compra. Ella es jardinera; planta viña del fruto de sus manos.

Es sumamente trabajadora, incansable y esfuerza sus manos; es buena administradora, ve que van bien sus negocios. Es vigilante extrema; su lámpara no se apaga de noche.

Le da mantenimiento; invierte en ella, es empresaria, aplica su mano al huso y sus manos a la rueca. Las aseveraciones anteriores son ejemplo de honor al honor que brinda padre e hijos de manera espontánea… “se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada y su marido también la alaba”.
La honra a la honra de una madre es perdurable y es constante todos los días.

El perfil de una madre es interesante, maravillosa y cariñosa; ella, es una fascinante mezcla de paciencia, bondad, entendimiento, disciplina, esfuerzo, pureza y amor.

Así como lo escribió Rudyard Kipling: Si me crucificaran en la más alta montaña, sé ¡oh! Madre, que hasta allí me seguiría tu amor.

Si en el más profundo mar me ahogara, sé, ¡oh! Madre mía, que hasta mí llegarían tus lágrimas. Si me maldijeres en cuerpo y alma, ¡oh! madre mía, sé que tus oraciones invalidarían la maldición.