En la opinión

Pbro Miqueas Cantú Garza

Sorpresa suculenta cotidiana

Karen Ford con sabiduría comparte una profunda reflexión… “aprender a pensar mejor es una gran inversión para usted mismo, y también, es el mejor obsequio que podrá dar a alguien más, pues representa regalar el don del potencial ilimitado”.

Todos poseemos tiempo, talento, tesoro, tenacidad, título; estos elementos, se adquieren siempre en capacitación necesaria y suficiente. Es determinante saber que en muchos casos es evidente que lo que poseemos es un don otorgado y disponible.

Siempre percibidos que son de nosotros para integrar en la mente, una capacitación formativa de mayordomía para hacer de los recursos un esfuerzo más eficiente; con la idea de aprendizaje, no solamente es tener los dones, sino que prolongue con éxito en nuestra existencia el tiempo, talento, tesoro, tenacidad y título, que da la base principal de nuestra personalidad que ayuda a proyectar, a establecer relaciones estable y de confianza.

La historia sagrada
otorga una gran sorpresa, al hacer presente en la memoria, los dones que hemos perdido… de repente viene la sorpresa suculenta cotidiana.

Existen personas que desde su niñez el éxito ha sido parte de su vida; porque han aprendido a cultivar una buena interrelación entre personas y proyectos.

Perder el tiempo no favorece a nadie… al oír el grito ¡ah Señor! descubrimos que el tiempo no era nuestro; descubrimos que Dios, es el Señor de los dones que gozamos.

Por lo que reconocemos en forma efectiva que todo lo adquirido es prestado. Cuando el hijo del profeta dio la mirada y exclamó: ¡oh Señor mío era prestada! Viene la recuperación y ayuda.

El secreto para agradecer y mejorar la relación con Dios y con la familia es reconocer que en todo está Dios; así se puede descubrir nuevas oportunidades aprender a pensar en Isaías 44:6 así dice Jehová Rey de Israel, y su redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.