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Sus pómulos, nariz o labios son solo la sombra de la imagen con la que se dieron a conocer. Un maquillaje poco favorecedor estuvo a punto de poner a Uma Thurman en la misma lista de actrices que se exceden con el bisturí, pero pronto se desveló el gazapo.
Lo cierto es que los nuevos tratamientos de belleza permiten que las mujeres puedan lucir una piel lozana, hidratada y luminosa acorde a su edad, una máxima ligada a la medicina estética natural que llevan a gala la doctora Sofía Ruiz del Cueto y Mar Mira.
DOBLE CARA DE LA MEDICINA ESTÉTICA
“La medicina estética tiene otra cara, la que no delata los retoques”, afirman las doctoras, quienes añaden que, tanto mujeres anónimas como algunos de los rostros que pasean sobre las alfombras rojas, nos llevan a hacer comentarios sobre lo bien que se mantienen, sin que les delate el exceso.
Es lo que la doctora Ruiz del Cueto denomina como “la cara de la mesura, la armonía y el mantenimiento natural de las facciones, los rasgos, la gestualidad y la expresividad individuales, sin transformaciones radicales ni congelaciones”.
Para estas especialistas el rostro de Annette Benning, Cate Blanchett, Demi Moore o Meryl Streep ilustran a la “perfección” el respeto por las facciones originales y el mantenimiento de ciertas líneas de expresión para lograr un aspecto natural y elegante.
Las directoras de la Clínica Mira+Cueto recopilan en un decálogo las líneas que deben primar en un tratamiento estético, para continuar la estela del buen gusto y la mesura.
1. INDIVIDUALIZAR
Antes de decidir, hay que realizar un diagnóstico pormenorizado e individualizado que estudie la fisonomía y necesidades de cada paciente.
Hay que huir de los rostros en serie que identifican al médico que los esculpió. “Cada tratamiento debe de ser totalmente diferente, ya que cada rostro y sus necesidades lo son”, argumenta la doctora Mira.
2. RESPETAR Y MANTENER
Estos dos conceptos son los necesarios, en lugar de transformar. Según las doctoras, un tratamiento médico-estético tiene un recorrido abierto, “una marcha suave sin ir a toda prisa por alcanzar la meta".
Para ellas cada paciente se debe tratar poco a poco, para evitar transformaciones radicales y mantener los rasgos individuales, en definitiva, “para reconocernos en el espejo”.
3. DIFUMINAR, NO BORRAR
Un rostro de 40, 50 ó 60 años sin ninguna arruga resulta artificial. La clave está en suavizar, matizar y minimizar. Las doctoras sostienen que no todos los signos de la edad nos restan belleza.
“Mantener algunos es básico para evitar el efecto robótico”.
4. DOSIFICAR
Para las expertas en el exceso nunca está la virtud. “Retocar o añadir siempre se puede. Quitar es más difícil”.
5. FAVORECER LA EXPRESIVIDAD
Esta idea debe prevalecer en lugar de congelar la expresión, un resultado que se le atribuye a la toxina botulínica, “lo que no es cierto.
Solo la mala praxis del tratamiento produce esos efectos”, indican las doctoras, quienes matizan que, además, son los que salen a la luz, aunque el efecto no sea definitivo.
6. REPOSICIONAR
Este concepto no quiere decir añadir volumen sin fin. “Los pómulos inflados con gran dosis de ácido hialurónico u otras sustancias pretenden un rostro juvenil pero, a veces, el resultado es grotesco”, explica la doctora Mira.
No se trata de crear nuevos rasgos e inventarse volúmenes que el rostro no tenía; se trata de reposicionar en el lugar original las facciones que el tiempo ha desplazado.
Cada día nacen nuevos protocolos tensores que permiten corregir el descolgamiento y conseguir la retracción de la piel sin cirugía.
7. ARMONIZAR
Lo ideal es tratar en global el rostro en lugar de enfrentarse a los rasgos de forma aislada con fórmulas que nos indiquen la proporción, según cada una, de la belleza.
8. TRATAR DE MANERA GLOBAL
La idea es no aislar rasgos, que nos llevaría a pasar por alto vías de solución. La alternativa pasa por armonizar el conjunto y no solo una parte del rostro.
Como ejemplo, señalan los surcos nasogenianos: para atenuarlos casi siempre se recurre al relleno cuando, lo que “mejor funciona”, es crear "tracción de la región del pómulo hacia arriba".
9. PONER LÍMITES
Evidentemente, no todo vale. A veces un paciente da importancia a un “supuesto” defecto y el médico-estético debe reconducir las peticiones para solventar posibles errores en la autopercepción.
10. ELEGANCIA
El buen gusto es la base de un tratamiento médico-estético favorecedor que tiene que ver con buscar una belleza “atemporal” sin dejarse llevar “nunca” por la tentación de plasmar una tendencia estética puntual, que no favorezca a un rostro concreto.
Por Inmaculada Tapia.
EFE REPORTAJES