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Jorge Carrillo

Largo camino, teniendo en cuenta que este personaje nació en la radio, se mudó a la televisión y, aunque continuó recibiendo nuevos tratamientos en medios como el cómic y la novela seriada, digamos que, en la pasarela de los héroes de acción, el verde volvió a ser el nuevo negro sólo hasta este año.

No es por el material de origen que el público está corriendo a ver esta nueva versión. Es el llamado del director de Eterno resplandor de una mente recuerdos y Seth Rogen, rey de la comedia patética, bajo el más arduo de los métodos actorales: la dieta a la que se sometió para ser merecedor de este protagónico.

Esto no es Nolan cruzando a Batman con Dostoievsky. Es exactamente lo opuesto; Gondry dándole al Avispón Verde algo de óxido de nitrógeno (el gas que produce ataques de risa) y mandándolo de 'spring break'.

En realidad no acabo de decir que se trata de una buena película. Es cómica, sí, y también demasiado casual al pretender que nos interese la historia de Britt Reid (Rogen), joven irresponsable y millonario sorprendido por la obligación de sacar adelante el periódico que fundó su padre (muerto en extrañas condiciones).

Conforme descubre que el periodismo no es siempre el mejor modo de combatir injusticias, Reid sale a combatir el crimen organizado bajo una nueva identidad y acompañado de Kato (Jay Chou), el antes mecánico de su papá que tiene, además, el don de las artes marciales.

Entonces, sin premisa peculiar, ni conflicto creciente que nos apunte a un clímax, lo que queda es Seth Rogen y Cameron Diaz (como la secretaria de Reid/El Avispón) valiéndose de su estupendo ritmo cómico; tan estupendo que yo no hubiera protestado si, a media película, sus personajes se acostaran, él la embarazara a ella, se mudaran a los suburbios y viéramos otra trama muy distinta, olvidándonos del Avispón, un personaje con el que Gondry se ahorró el trabajo pidiéndole a Seth Rogen que actuara como si estuviera en una película de Judd Apatow.

Ligeramente embarazada, por ejemplo. Estamos acostumbrados a que Gondry manipule tiempo, formas y espacio para crear ilusiones ópticas. Esta vez, los únicos que se sentirán en un viaje alucinógeno y verán las fractales de la realidad son quienes se tomen muy a pecho reglas y leyes del género de superhéroes.

Para bien o para mal, aquí encontraremos al Gondry de los videos musicales y no al del lenguaje cinematográfico, entregando una cinta, sí diferente, que vivirá la gloria de un par de fines de semana.