Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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El poder nocivo de la nota roja

domingo, 4 de septiembre de 2016
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No tan antes, apenas en décadas pasadas, la nota roja era una delgada sección en los periódicos o apretada síntesis en los noticieros de radio y televisión, poco leída y menos aún comentada en las páginas editoriales, era en buena parte, mercancía para las clases sociales marginadas, víctimas del morbo y las miserias humanas.
Hoy en día para desgracia de todos, les parezca o no a periodistas y comunicadores, la nota roja se ha convertido (o la han convertido), en el gran negocio de los medios, han hecho apología del delito y la sangre, mercancía que se vende a tarifas de alto costo, basta conocer lo que cuesta un comercial en la radio o televisión en horas de noticieros matutinos, vespertinos o nocturnos.
Las primeras planas de los diarios y el contenido casi total de los noticieros de radio y televisión, están infestados de notas del crimen y la sangre, en las que se exaltan y no se condenan las hazañas de bandidos y criminales.

Ríos de sangre, tinta y verbo se han escrito y dicho en todas las cadenas periodísticas y de comunicación electrónica, las redes sociales (o sucias, como se les llama eufemísticamente), están infestadas de chismes, injurias, amenazas, críticas insanas, vergonzantes y ridiculizantes, que ofenden y dañan la moral personal y colectiva.
Lo más triste de todo este caos, es que los lectores, escuchas, videntes y comunicadores, tecnológicos o empíricos, no son albañiles, obreros sin preparación o campesinos marginados.

Son, para tristeza y desencanto de todos, personas que han estudiado, que se han preparado en los centros de educación media y superior. Son las clases medias creadas por los avances del país en materia de educación pública, salud y desarrollo económico.
Pareciera ser -por lo menos en México-, el tránsito, en los recientes años noventa y dos mil, de una sociedad conservadora y atenta a los principios morales y buenas costumbres, a una sociedad liberal, abierta y tecnologizada, en la que todos tienen derechos y posibilidades de decir, ofender, calumniar y expresar las más aberrantes miserias del ser humano, sin recato ni pudor.
Pues bien, toda esta masa amorfa y maloliente de libertades, derechos no regulados y libertinajes, han servido de materia prima para que los medios formales y los empíricos construyan un nuevo y por demás pestilente modelo de negocios que se explota sin alguna responsabilidad social ni compromiso moral o ético.
Al grado, que han convertido a regiones enteras del país (Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Sinaloa, por ejemplo), en una simple y mala caricatura de lo indeseable, que exagera y generaliza, en pos del negocio periodístico, los malos sucesos, que sin duda los hay, y para mal, con frecuencia no deseada, mismos que han contribuido a desaparecer lo bueno, lo digno y lo constructivo que indudablemente sucede a diario en todas partes del país y con mucha mayor cuantía que lo malo, pero que no venden o no tiene valor periodístico se dice, sin razón ni sustento social o moral.
Todo esto viene al caso, amigo lector, en mérito al trabajo presentado por la periodista A. Malena Mijares, de la revista de circulación nacional Este País, en cuyo texto narra su viaje de la Ciudad de México a Michoacán, como un usuario más de autobús y como un transeúnte común y corriente que habla y platica, con habitantes de los municipios de La Piedad, Morelia, Apatzingán, Zitácuaro, Zamora y otros lugares más, sobre temas cotidianos y del quehacer diario de cualquier ciudadano que tiene como prioridad el trabajo y la familia, no encontró evidencias físicas o verbalizadas de un Estado destruido y en poder de la delincuencia, habla y refiere de una región del país, convulsionada más que todo, por el negocio, el espectáculo y los permanentes impactos de la nota roja exaltada y totalmente mediatizada.
Vale la pena entonces, mi estimado lector, tener buen juicio y ver con cuidado y buena dosis de prudencia, lo que se nos vende como noticia y suceso con las mismas técnicas de mercadeo que nos venden un jabón, un perfume o un automóvil en oferta.
GRACIAS POR SU TIEMPO.


¿Sabía Usted?
Mr.

Kuinkelly
Las carreras universitarias mejor pagadas en México, según datos del primer trimestre de este 2016 que presenta la Encuesta Nacional de Empleo (ENOE) del INEGI, son: Química (29,611 pesos mensuales en promedio), luego, aquellas relacionadas con las finanzas, la banca y los seguros (22,748 pesos); le siguen, Estadística (21,568 pesos) y las ingenierías: Mecánica, de Barcos y de Aeronaves (15,817 pesos), más abajo, Arquitectura y Urbanismo (14,234 pesos), Ciencias de la Tierra y de la Atmósfera (14,234) e Historia y Arqueología (13,840).

Simultáneamente, estas materias son las menos atractivas para los estudiantes y las que cuentan con menor oferta educativa de las instituciones académicas del país.
En tanto que las peor pagadas, son aquellas carreras relacionadas con el manejo de Lenguas Extranjeras (7,336 pesos de promedio mensual), le anteceden con mejor salario, Trabajo y Atención Social (7,722), Deportes (7,763), Orientación y Asesoría Educativa (7,806), Filosofía y Etica (8,119), por debajo de Docencia para preescolar y didáctica (8,162) y Pedagogía (8,207).

En mejor posición de remuneración se encuentran: silvicultura (8,443), Docentes de Educación Artística, Física o Tecnológica (8,512) y los artistas profesionales de las bellas artes (8,513 pesos).
La encuesta muestra que en México, 50% de los estudiantes universitarios se concentra en nueve áreas específicas: Administración y gestión de empresas, Contabilidad, Derecho, Formación Docente para Educación Física, Medicina, Psicología, Tecnologías de Información y Comunicación, Ingeniería Industrial, Mecánica y Electrónica, así como Enfermería.
El consejo es que al momento de elegir una carrera, se debe considerar su costo a largo plazo, es decir, qué tan rentable resultará en cuanto a la recuperación del tiempo y del costo invertido en cursarla, ponderando el salario que se puede obtener y la oportunidad de empleo de esa profesión.


¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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