Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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ENTRE EL ORDEN, LA REPRESIÓN Y LOS DERECHOS HUMANO

domingo, 15 de enero de 2017
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Sin duda alguna, la frontera entre estos tres elementos, los tres indispensables para el adecuado desarrollo económico y la sana convivencia social y política, por supuesto, en el contexto de las democracias liberales, es y con mucho, extremadamente delgado, en las más de las ocasiones casi imperceptible, por una parte.
Sin embargo y por otro lado, es evidente y no hace falta argumentar más, que la sociedad mexicana no es proclive a la violencia, en cualquiera de sus formas (pide orden no represión violenta).

Verdad contraria a las sociedades norteamericanas (son varias), cuya naturaleza y origen parte y ha convivido con ella a lo largo de su historia. Es la estadounidense, una nación imperial cuya fortaleza se encuentra en el poder de las armas, una economía expansionista y una filosofía de vida mesiánica (el destino manifiesto), visión divina del ser.
¿Cómo trabajar entonces, con un México social atrapado en el conflicto y las sucesivas e interminables histerias mediáticas que día a día lo ponen al borde de la locura y las esquizofrenias? Queremos los mexicanos orden, pero no aceptamos ni toleramos que el Estado y sus instituciones, hagan valer el legítimo monopolio de la violencia, garantía única de la paz social.

Cuando esto llega a suceder, la sociedad mediatizada reclama compasión, favor y santuario para los transgresores.
Son innumerables los ejemplos en que las fuerzas policíacas y las de la Defensa Nacional han sido humilladas y vituperadas por un puñado de dementes que roban, saquean y matan sin razón válida alguna.

Roban aparatos eléctricos, electrónicos y electromecánicos, no comida; lo que quiere decir que no hacen esto por hambre propia o familiar (los alimentos quedan tirados en el suelo, despreciados por la turba), buscan más los elementos que proporcionan confort o que son fáciles de vender en ridículas cantidades o intercambiados por bebidas alcohólicas y drogas.
¿A dónde ir entonces, con una sociedad que reclama y exige orden pero no está dispuesta a pagar el precio de obtenerlo, que quiere sanción ejemplar para el infractor siempre y cuando no sea él o sus intereses los sancionados? Se dice (en el discurso político gastado) que la desigualdad social es la causa del espectáculo caótico que la televisión presenta día a día y hora a hora.

Se dice con insistencia (en el discurso social mediatizado), que la causa de los desmanes y demás atrasos es la corrupción oficial y empresarial.
Mas estas y otras muchas e innombrables causas, son los detonadores de la inconformidad social y el hartazgo de la política y las formas de organización social y económica actual.

Sin embargo, son causas (sin negar su existencia y medidas de contención o erradicación) y fuentes de liderazgo político desgastadas, que aun siendo ciertas, su satanización ya no convence a muchos, yo entre ellos, que por supuesto aceptamos y aplaudimos los esfuerzos para su extirpación, pero decimos: ya basta de esconder las verdades tras estos muros de demagogia, viejos y carcomidos por la simulación.
El bienestar social y el desarrollo económico familiar y total provienen, sin excepciones, del trabajo honesto organizado y dedicado, la paz pública deriva del orden y la prevalencia de la autoridad legítimamente constituida y preparada, mas todo esto tiene un costo que debemos pagar, sin falsos prejuicios ni mentirosos y atávicos justificatorios morales y éticos.

El bien público generalizado y sostenido es la causa política que debemos hacer nuestra, acompañando y vigilando a los gobiernos en su función, sin amarrarle las manos ni cultivar endémicos proteccionismos con quienes asumen conductas antisociales.
GRACIAS POR SU TIEMPO.


¿Sabía Usted?
Mr. Kuinkelly

Mejorar las finanzas personales

Gastar más de los que ganas: es aritmética pura, si lo haces creas deudas, y éstas salen más caras.

No llevar registro de gastos: si no sabes dónde está la fuga, no la puedes remediar; presupuesta tus gastos. Mantenerte en tu área de confort: no capacitarte; no abrir tu mente a nuevas ideas, no aprender a hacer las cosas de manera diferente.

No ahorrar: no pagarte tú primero, lo importante no es cuánto ahorras, sino empezar; ahorrar y no invertir en un gran error, pues se trata de que tu dinero trabaje para ti; igualmente, considera el poder del interés compuesto.
Creer que tus finanzas son asunto de tu patrón o del gobierno: confiar demasiado en tu sistema de pensiones, ya que todos los sistemas de pensiones del mundo están quebrados.

Hacer de las tarjetas de crédito una forma de vida: son la nueva forma de esclavitud; lo mejor para no estar en la trampa es no hacerte de ellas en primer lugar, y si ya las tienes, sigue el sistema mensual: 70% para gastos, 20% para pago de tarjetas y 10% ahorro.

Hacer compras que no necesitas: comprar a crédito bienes superflúos o abusar de las compras a meses sin intereses, de todos modos lo vas a pagar.

Ser fiador: es ponerte la soga al cuello, es pagar por algo que tú no disfrutaste (recuerda: "fiador = pagador"). "Prestar" lo que no puedas regalar: mejor no lo prestes; lo prestado es pariente de lo dado.
Gastar en vicios: cualquiera de éstos.

No contar con fuentes diversas (o incluso múltiples) de ingresos: es un gran error vivir y depender de un solo ingreso, por muy alto que pueda ser. "Pedir prestado": es una forma de auto-devaluación y es hacer que la gente luego te evite y cerrarte puertas; evita al máximo pedir prestado, y si te prestan: ¡PAGA! Casarte por bienes mancomunados: cada quien debe tener sus propios recursos, los cuales se pueden unir temporalmente siempre que haya consentimiento.

Construir en terreno ajeno: acuérdate que "papelito habla"; construir es fácil, pero después siempre hay codicia y hasta el parentesco termina.

Heredar a tus hijos en vida: disfruta en vida lo que tanto trabajo te costó lograr, mantenlos interesados en ti mientras vivas; deja testamento para evitar problemas.

Creer que nunca vas a envejecer: en tiempos de vacas gordas hay que guardar para el tiempo de vacas flacas; la juventud física no es eterna, hay que aprovecharla junto con la madurez para llegar a vivir una vejez digna.

Olvidarte de tu ser con tal de tener: es como venderle tu alma al diablo; ningún dinero mal habido se puede disfrutar. El orden natural de las cosas es: ser-hacer-tener.

No contar con un seguro médico: hay enfermedades que terminan con todas las reservas de dinero, no lo consideres un gasto es una inversión. Manejar automóvil que no está asegurado: es una gran irresponsabilidad.

Lo importante no es tanto que puedas perder el auto, sino los accidentes que puedes originar.
Estos son los 19 errores que nos advierte el locutor y conferencista, Carlos Gil, vale la pena tenerlos en cuenta.
¡Si no lo sabía... créalo porque es cierto!

 

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