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¿Pero cómo sabemos que es el momento de decirnos ¡hasta aquí! a nosotros mismos para no tomar la primera "copa de más"?.
Nuria Javaloyes responde: "Beber responsablemente no se traduce en ser abstemio; se trata de consumir alcohol de forma moderada, controlándonos para que nuestra velada no acabe con una tremenda borrachera que pueda traer consecuencias mayores”.
De acuerdo a esta psicóloga, los efectos del alcohol dependen de varios factores, como la edad, sexo y peso, "por lo que cada uno de nosotros debe saber cuáles son las sensaciones corporales que indican que el alcohol ya nos está afectando”, afirma la experta.
“Cuando en nuestro cuerpo la tasa de alcoholemia es de hasta 0,5 gramos por litro en sangre, aparecen alteraciones perceptivas, excitabilidad emocional, desinhibición, problemas de coordinación motora y alteraciones en la precisión de movimientos, entre otros”, destaca Javaloyes.
“Cuando empezamos a sentir los primeros efectos del alcohol en nuestro cuerpo, debemos apelar al compromiso previamente adquirido con nosotros mismos y parar de tomar bebidas alcohólicas”, enfatiza.
“Si continuamos bebiendo entraríamos en una zona de alarma o punto de no retorno, donde pueden aparecer impulsividad, agresividad y/o alteraciones en la toma de decisiones, por lo que ya no respetaremos nuestro límite y nos excederemos en el consumo”, advierte Javaloyes.