Pues el problema no está en lo que sientes o piensas, está en las metas que te has marcado.
Todos tenemos una meta a largo o corto plazo pero, ¿sabías que incluso debes tener una todos los días? No sólo por salud mental, sino también para que puedas lograr tus objetivos y, por ende, te sientas feliz contigo misma.
• Meta diaria: En la mañana, ponte una meta simple y realista antes de empezar tu día.
Puede ser limpiar tu bandeja de entrada o terminar el trabajo que tenías pendiente. Al final del día, te sentirás satisfecha de haber logrado algo y, si no logras tu objetivo, intenta proponerte cosas más sencillas para el día siguiente sin que dejen de ser productivas.
• Meta semanal: El domingo en la noche, antes de irte a dormir, piensa un poco en la meta de la semana y haz un plan sobre cómo llevarla a cambo.
Puede ser algo tan sencillo como irte de shopping a comprarle un regalo a tu novio o limpiar toda la casa. Al final de la semana y sólo si cumpliste tus objetivos, consiéntete con un pequeño premio para motivarte a seguir trabajando duro para lograr tu siguiente objetivo.
• Meta mensual: Estas obviamente son las más difíciles porque conllevan mucho tiempo y esfuerzo pero, al mismo tiempo, son las más importantes porque te distraerán y te motivarán al doble.
Te recomendamos estar muy al pendiente de tu estado mental a través de estas metas ya que es fácil darse por vencido entre más trabajo te cueste lograrlas.
De igual manera, pueden ser tan sencillas como ganarte tu bono de puntualidad, como ahorrar para tu viaje al extranjero.