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Ejecutan a condenado por un doble asesinato

En lo que va de año, once reos han recibido una inyección letal en Estados Unidos, cinco de ellos en Texas, el estado que más aplica la pena de muerte. EFE/Archivo
El estado de Texas ejecutó hoy a Kent Sprouse por los asesinatos en 2002 del agente de policía Harry Steinfeldt y de Pedro Moreno en una estación de servicio
jueves, 9 de abril de 2015
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Austin (EE.UU.), 9 abr (EFE).- El estado de Texas (EE.UU.) ejecutó hoy a Kent Sprouse por los asesinatos en 2002 del agente de policía Harry Steinfeldt y de Pedro Moreno en una estación de servicio de las afueras de Dallas.

A Sprouse, de 42 años, lo declararon muerto a las 18.33 hora local (23.33 GMT) tras ser ejecutado con una inyección letal en la cárcel de Huntsville (Texas), según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: "Quisiera pedir disculpas a las familias Moreno y Steinfeldt por todos los problemas que les he causado. Quisiera pedir disculpas a mi familia por todos los problemas que les he causado.

También quiero dar las gracias a mi familia por su apoyo. Eso es todo, supongo".
Los hechos se remontan al 6 de octubre de 2002, cuando Sprouse, con una escopeta en el hombro y bajo los efectos de las drogas, asaltó la tienda de una estación de servicio de la ciudad de Ferris, situada al sureste de Dallas.

Después, Sprouse se dirigió a la gasolinera de la estación de servicio, donde mató a Moreno, un hombre que estaba llenando el depósito de su vehículo y al que, al parecer, confundió con un policía.

Cuando Steinfeldt, del Departamento de Policía de Ferris, llegó al lugar de los hechos alertado por el robo, también lo mató, y Sprouse cayó herido a su vez por los disparos del agente.

Aunque la defensa de Sprouse trató de demostrar durante el juicio que el acusado sufría una enfermedad mental, por lo que no hubiera sido apto para que se le aplicara la pena de muerte, el jurado consideró que sus problemas psiquiátricos tenían como causa el abuso de las drogas.

El año pasado, de hecho, el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó una revisión del caso.
Desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte en 1976, Texas ha ejecutado a 523 presos, casi el 40 % de los 1.405 en todo el país.

En lo que va de año, once reos han recibido una inyección letal en Estados Unidos, cinco de ellos en Texas, el estado que más aplica la pena de muerte.

Estas once ejecuciones son cinco menos que las de 2014 por estas mismas fechas, lo que demuestra las dificultades que están enfrentando los estados para conseguir suministros y cumplir con las penas previstas.

Estados como Oklahoma, Ohio, Florida y Georgia mantienen suspendidas de forma indefinida sus ejecuciones a la espera de nuevos suministros o de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el uso del midazolam, uno de los sedantes que se utilizan en las inyecciones.

A Texas, por su parte, tan solo le quedan suministros para las tres próximas ejecuciones previstas este mes: la de Manuel Garza (15 de abril), Richard Vásquez (23 de abril) y Robert Pruett (28 de abril).

Una vez agotadas las inyecciones, es incierto lo que sucederá con otros tres presos que tienen sus ejecuciones programadas entre mayo y junio.

 

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