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Este síndrome fue descubierto en 2002 por el neurólogo Marcel Waldinge, quien se dio cuenta que los orgasmos y el estado de ánimo estaban más relacionados de lo que creía y descubrió que muchas personas enfermaban cuando tenían un orgasmo, debido a que la persona padece una alergia al propio semen, aunque no se descarta una disfunción de la hipófisis o de problemas de testosterona.
Otros investigadores consideran que la causa podría estar en el nervio vago, el cual se encarga de comunicar los impulsos con el resto del cuerpo. Si esta área se afecta, pueden presentarse todos los malestares, pero esta teoría aún está en fase de verificación.
Entre los síntomas están la confusión, la fatiga, falta de atención, dolores musculares o problemas estomacales, así la forma de tratar el síndrome dependerá de los síntomas que se presenten, aunque frecuentemente se utilizan vitaminas, parches de testosterona y se eliminan los lácteos.
Algunos hombres llegan a necesitar sedantes o antibióticos, que deben ser prescritos por un médico. Para algunos pacientes, la solución es la abstinencia, algo que les genera diversos conflictos.
Además del malestar, los pacientes suelen aislarse y alejarse del amor, ya que al no poder satisfacer a sus parejas, resulta difícil poder establecer una relación, por ello, algunos buscan a personas asexuales, aquellas que no tienen deseo sexual y pueden pasar su vida amando sin sexo.
Sin embargo, al saber que ellos padecen una enfermedad, su autoestima puede ser golpeada por esta situación, hay hombres que terminan por acostumbrarse a la situación y para controlar el padecimiento recurren a la abstinencia sexual al punto de reprimir sus impulsos sexuales que, incluso, no pueden ver programas en la televisión que tengan contenidos eróticos porque se excitan y eso les puede hacer mucho daño.
Como este padecimiento no tiene edad, puede ocurrir desde la adolescencia, lo que hace aún más difícil enfrentarlo, ya que es una etapa donde los hombres mitifican muchas cosas sobre la eyaculación, el orgasmo y el sexo.
Y es que no tener sexo y realizar las funciones básicas del ser humano son las mejores herramientas para que quienes lo padecen puedan controlar su problema, pero aún con esas medidas, llegan a tener algunas pocas eyaculaciones al año que no pueden evitar y que los pone muy mal.