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Abuelitos deportados: sin identidad

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-Actualmente hay nueve abuelitos en la Casa del Migrante Senda de Vida. -Uno de cada mil 500 deportados es adulto mayor. -Llegan a Reynosa con mucha necesidad
lunes, 29 de mayo de 2017
Por: Alejandra Chavana
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No saben a dónde ir o qué hacer; se convierten en indigentes. -Testimonio de un abuelito deportado.

No pertenecen a México, ni a Estados Unidos. Abuelitos -que son deportados por la frontera de Reynosa- no tienen hogar, familia o identidad en el país, a pesar de ser de nacionalidad mexicana.

Tampoco pertenecen a Estados Unidos, aunque pasaron la mayoría de sus vidas viviendo ilegalmente en algún lugar del vecino país; sus padres se los llevaron desde muy pequeños.

Hoy en día, no tienen a dónde ir.

Esta es la situación de nueve abuelitos que se hospedan en la Casa del Migrante Senda de Vida, a cargo del pastor Héctor Silva, quien les brinda apoyo médico, de vivienda y alimenticio; no obstante, no hay un hogar para ellos en alguna parte de México, pues dejaron toda su vida en el país de las oportunidades.

NUEVE ABUELITOS

Actualmente, en la Casa del Migrante Senda de Vida, hay nueve abuelitos en la Casa Hogar (dentro de la institución), en donde se les brinda atención médica, alimentación y vivienda.

Además, se les ayuda para que puedan contactar con sus familiares y regresar a su lugar de origen.

Recientemente, llegó un adulto mayor con discapacidad, quien ingresó a un hospital de Reynosa debido a un “golpe de calor”. Situación que es frecuente.

“Tuvimos la última ocasión un abuelito que venía deportado y pues lamentablemente se quedó sin dinero y el vio que ya no tenía ayuda, se echó a perder…a tomar, y pues allá lo encontraron y pues el siendo de otro país se sintió muy abandonado”, explicó el pastor Héctor Silva.

Hace algunos días, La Prensa.Mx publicó información sobre 12 abuelitos en la Casa del Migrante, y afortunadamente una familia del Valle de Texas encontró a su familiar y pudieron reunirse otra vez.

En ese sentido, se espera que familiares puedan reencontrarse con alguno de los nueve abuelitos que actualmente se encuentran en Senda de Vida.

NO SON MIGRANTES

No es frecuente que llegue una cantidad elevada de personas de la tercera edad deportadas; el pastor Héctor Silva considera que llega un abuelito de cada mil 500 deportados que pasan por la frontera de Reynosa.

“No es todo el tiempo, pero en una de mil 500 personas que vienen deportadas de Estados Unidos, ahí entre ellos, viene una persona de la mayor edad”, aseveró.

Mucho menos es frecuente que lleguen abuelitos queriendo cruzar hacia Estados Unidos. Es decir, son personas que dejaron el país desde muy pequeños, construyeron un nuevo hogar, y luego fueron deportados a un destino en donde no tienen nada.

“Lo que ahorita estamos trabajando más con personas que han venido deportados, no tenemos abuelos que vienen como migrantes”, dice el director de Senda de Vida.

TIENEN MUCHA NECESIDAD

Ellos llegan a Reynosa sin nada. Tienen mucha necesidad. Por lo que en el albergue Senda de Vida se les ofrece ropa, alimento y vivienda, incluso atención médica.

Hay personas que pasaron más de 60 años viviendo en el país vecino, por lo que al llegar a México no saben qué hacer o a dónde ir.

“Lamentablemente, como me dicen a mí, `yo no tengo a dónde ir, toda mi vida fue en Estados Unidos`”, explicó.

Añadió: “Llegan a Reynosa con una gran necesidad. Primeramente, hay que entenderlos que ellos vivieron sus vidas en los Estados Unidos y allá sus vidas son totalmente diferentes”.

Para ellos es un cambio de vida totalmente. Las costumbres, la economía, el trabajo, la comida…todo.

“Venir a nuestro país es tan difícil”, compartió el pastor. Para los que no cuentan con familia o amigos, es mucho más difícil.

Por ello, son en quiénes mayormente se enfocan en el albergue.

Debido a la experiencia en Senda de Vida, un abuelito deportado que no tiene familia, ni hogar, tiende a vivir en las calles…a ser indigente.

“Una persona sin familia no conoce a nadie, entonces se va a hacer in indigente. Y si nosotros ya sabemos todo eso por qué no brindarle el apoyo”, aseveró.

APOYAR A LOS ABUELITOS

Hace 18 años que se abrió la “Casa del Abuelito” en el albergue Senda de Vida, en donde se le brinda un hogar temporal a quienes lo necesiten; aunque esa ayuda le “corresponde al municipio, le corresponde a las autoridades, a un asilo de ancianos”, dijo el director del lugar.

Muchos adultos mayores, además de su avanzada edad, llegan con enfermedades y discapacidades, por lo que resulta mucho más complicado ayudarlos.

“Qué pasa con esas personas que no tienen familiares y que ya están avanzados de edad, esas personas se hacen indigentes”, reiteró.

Agregó: “No podemos nosotros llevarlos a la central camionera, pero si podemos nosotros darle alimento, darle a esas personas el seguimiento humanitario”.

TESTIMONIO

Don Armando Salas Magaña, de 59 años de edad, nació y creció en Guadalajara, Jalisco. A la edad de 17 años sus padres decidieron dejarlo todo, para iniciar un nuevo hogar en California, Estados Unidos.

Al llegar al país vecino, comenzó a trabajar con su padre en la agricultura. Luego, meses después, fue deportado por primera vez.

“Cuando salí me deportaron por Tijuana. Es la tercera vez que me deportan”, afirma Don Armando, quien olvidó su idioma natal (el Español) y ahora tiene dificultades para comunicarse, debido al alto dominio del idioma Inglés.

Salas Magaña tiene dos semanas de estar albergado en la Casa del Migrante Senda de Vida, pero planea regresar con su familia a California. En México no le queda nada, desde hace más de cuatro décadas.

“Gracias a Dios me hallé este lugar aquí, porque me están ayudando con comida y techo”, dijo.

Agregó: “Mi familia está en California. Pienso regresar con ellos. Fui deportado porque ya está registrado. Llegue aquí hace dos semanas”.

En Estados Unidos, Don Armando se dedica a podar árboles, por lo que al regresar planea regresar a su antiguo oficio. Hasta la fecha no se ha podido comunicar con su familia.

 

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