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Necesitas solamente voluntad, un poco de tiempo y creatividad para seguir adelante con esta sesión. Aquí te doy algunas ideas para comerte a tu pareja.
Comienza tu encuentro con besos, coloca en tu lengua unas gotas de chocolate líquido o refresca tu boca con un caramelo de sabor intenso como menta o hierbabuena o llénala de burbujas.
en cuanto tu pareja se acerque y sienta el olor y en su lengua el sabor, ya el encuentro tendrá un matiz diferente.
Convierte a tu pareja en el plato principal y coloca sobre ciertas zonas de su cuerpo (las que más les gusten o exciten) trozos de chocolate, pedacitos de frutas como fresas o melocotones y ve comiendo poco a poco cada trocito.
Para que tu pareja también disfrute no vayas directo a devorar, primero puedes lamer, soplar y hasta morder suavecito alrededor del trocito para que vayas alborotándolo.
Si se sienten a gusto, puedes vendar sus ojos y así no tendrá idea del recorrido que planeas hacer por su cuerpo lentamente.
Otra idea, es derretir sobre su piel, hielo hecho por ti con una mezcla de tu agrado: té, limonada o aguas saborizadas que la creatividad te invite a probar.
Realiza este recorrido de punta a punta. Tu pareja y tu sentirán las diferencias de temperatura: entre el calor de la piel y lo frío del hielo y tú individualmente puedes disfrutar de un sabor rico en tu boca.
Un juego clásico para comerte a tu pareja
Venda los ojos de tu pareja y coloca sobre sus labios sabores para que los vaya identificando: miel, helado, yogurt y también pasarte de pícara y colocarle pimienta, sal… En fin… luego, besa a tu pareja como premio cuando acierte.
Apóyate de los lubricantes con sabores para cerrar (o comenzar) tu encuentro con una estimulación intensa en sus genitales.
Los movimientos de tu lengua y boca puedes hacerlos de forma envolvente, desordenada o según te gusten, no hay guión.