Ma. Teresa Medina Marroquín

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Elecciones históricas y la “maldición de fin de sexenio”
viernes, 5 de abril de 2024
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En Tamaulipas la batalla electoral entre las coaliciones de Morena, PVEM y PT con la conformada por el PAN y PRI es, a primera vista de la ciudadanía, como una nueva y más retorcida versión de los llamados “rituales del caos”.

La primera, que enarbola el proyecto de la “Cuarta Transformación” y es conocida como “Sigamos Haciendo Historia en Tamaulipas”, carga la enorme y delicada responsabilidad de estar en el poder.

Básicamente Morena tiene la Gubernatura, el Congreso Local y la mayoría de los 43 ayuntamientos de la entidad, un poder que no sólo le representa, después de que Tamaulipas vivió por muchas décadas la hegemonía del PRI y un sexenio del PAN, el auge de una diversidad política que tiene su punto de encuentro en el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador.

El otro escenario es la alianza “Fuerza y Corazón X Tamaulipas”, donde PAN y PRI proyectan, también en una menor proporción de diversidad política, y sin soslayar aspectos forzosamente contradictorios de dos fuerzas políticas que históricamente han sido enemigas, un contexto complementario (creado casi resignadamente) ante la necesidad extrema de enfrentar a Morena definido como la nueva jerarquía del poder en México, y contra quien todas las fuerzas políticas “tiran a matar”.

Ese panorama que se cierne sobre toda la ciudadanía y que suele apuntar a una especie de caos, altera sin duda la visión que la misma gente tiene sobre el futuro político del país y de Tamaulipas.

Pese a todo, la trascendencia del partido en el poder, es decir, Morena, no tiene discusión, es incontestable, y su influencia en el electorado suscita un gran nerviosismo en la oposición PAN-PRI, pero sobre todo un proyecto que difícilmente podrán realizar al 100 por ciento, pues la población continúa reconociendo al presidente López Obrador como un líder transformador.

¿CUÁLES SON LOS ÁNIMOS DE LOS TAMAULIPECOS EN ESTA CONTIENDA ELECTORAL?

Una cualidad (la anterior) que le beneficia grandemente a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum y a la mayoría de las y los candidatos de Morena, PT y Verde que aquí en Tamaulipas disputarán alcaldías, diputaciones locales, diputaciones federales y senadurías.

Apoya desde luego el liderazgo del gobernador Américo Villarreal Anaya, marcando pautas, esperanzas, proyectos y generando obras monumentales como, por ejemplo, la que resolverá la crisis hídrica que vendrá a tranquilizar a la ciudadanía y dará un gran impulso a la entidad a fin de sostener su competitividad y fluidez económica en el plano nacional e internacional.

Claro que la oposición va en contra de esas transformaciones ya concebibles por la gente, a las que de alguna manera les buscan una serie de defectos a fin de que pierdan su lugar estelar en el ánimo del electorado.

A esa consigna opositora, se le atraviesa a Morena la llamada “maldición de fin de sexenio”, de la que nadie puede objetar no ha ocurrido siempre, como en este siglo la padecieron Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, sin olvidar que a finales del siglo pasado Ernesto Zedillo tuvo que improvisar un “cambio democrático”, sacando de la jugada a Francisco Labastida, y despresurizando la infecta atmósfera política y social.

Porque si Zedillo no lo hubiera hecho de esa forma, vaya usted a saber si estuviéramos aquí hablando en estos términos.

No obstante, Vicente Fox, su sucesor, nadie puede reconocerle grandes cualidades políticas ni de cambio como las prometió, salvo que Martha Sahagún hizo de las suyas durante todo el sexenio.

¡Feliz fin de semana!

tessieprimera@hotmail.com, @columnaorbe, columnaorbe.wordpress.com

 

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