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Los vestidos de princesa de antaño, con tules negros y volúmenes que esconden los cuerpos, se quedan en el armario para que los cortes "bodycon" remarquen cada curva de la anatomía femenina, prieta y enfundada en colores como el rojo, el dorado y el sempiterno negro.
El diseñador J.W. Anderson es uno de los responsables de que la Navidad se tiña de rojo, un color que protagoniza su colección de otoño/invierno.
Louis Vuitton o Nina Ricci se suman a la propuesta de encumbrar como apuesta ganadora uno de los colores emblema de las Navidades.
ROJA NAVIDAD
Lo hacen con vestidos de líneas limpias y siluetas entalladas y alargadas, sin grandes volúmenes, combinando el color rojo con negro y no blanco, para evitar mimetizarse con otro protagonista de la época, Papá Noel.
El color viste por sí mismo, pero los tejidos pueden incorporar lentejuelas, "strass" o satén para aportar brillo a las noches más glamurosas.
Una opción menos explosiva pasa por los vestidos en color rosa cuarzo, un tono que se pronostica como tendencia para la próxima temporada, pero que ya viene pegando fuerte en prendas lánguidas y románticas, en las que también funcionan muy bien los colores crudos o empolvados.
De regreso a los tonos más atrevidos, el metal más preciado, el oro, presta su color a la Navidad y compite con el rojo por poblarlo todo, de las copas de champán y los adornos de estrellas, a los complementos.
Los bolsos, los zapatos o las pulseras se tiñen de dorado. Ralph Lauren pone el color sobre un vestido de corte años 90, y Miu Miu se atreve incluso con un abrigo, que más que de piel de pitón, parece de oro.
CUERPO DE METAL
Los plateados también decoran la Navidad, y los tonos metalizados encajan a la perfección con las faldas de tablas, que son tendencia esta temporada.
La marca Zimmermann pinta los finos pliegues de sus faldas en plateado; Gucci utiliza un violeta metalizado; y Dior apuesta por el multicolor, con brillos, para una falda corta.
Para poder resplandecer sin tener que renovar el escenario, los complementos-joya son el mejor aliado para las fiestas.
Un vestido simple, en un rojo apagado, en gris o en azul, pueden transformarse con un "clutch" con pedrería, un buen collar o unos zapatos-joya.
Tampoco es necesario sufrir con unos "stilettos" de altura imposible. Oscar de la Renta y Dolce&Gabanna proponen tacones anchos con pedrería en la parte de atrás, en terciopelo negro o charol, que completan los estilismos más sencillos, ideales para acudir a una cena de empresa o a una comida familiar.
REFLEJOS POR DOQUIER
Unos pantalones de terciopelo, con unos tacones y una camisa con lentejuelas también pueden crear un "look" apropiado para los eventos de noche.
Las cazadoras más modernas se recubren de charol, con solapas y bolsillos anchos, pero el ante y el cuero son también una buena opción, incluso en color rojo.
Para seguir con los brillos, se pude echar mano de un broche. La joya, antiguo símbolo de estatus que lucían asiduamente Jackie Kenedy o Coco Chanel, regresa del cajón donde estaba olvidada gracias a los desfiles de Céline o Balenciaga, que apuestan por separarlos de las solapas y prenderlos en zapatos o guantes.
Los brillos también conquistan el terreno masculino estas Navidades. Entre las redes sociales se ha puesto de moda teñir de dorado y plateado las barbas más "hipsters", a base de purpurina, para crear unos particulares "looks" de fiesta, pero está todavía por ver si la tendencia logra salir de Instagram.
Por Lara Barreiro.
EFE/REPORTAJES