Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

La última y nos vamos

Aunque formalmente el ejercicio de la Sexagésima Segunda Legislatura vence el 30 de septiembre próximo, será éste jueves cuando los diputados locales sesionen , de forma ordinaria, por última vez.
Ahora sí que, como dice la canción, para los legisladores será, “la última y nos vamos”.
Es verdad que, de los 36 parlamentarios habrá siete que tendrán que seguir haciendo presencia permanente en la sede del Poder Legislativo porque integrarán la Diputación Permanente, y también es cierto que probablemente, allá por Agosto, todos regresen a sus curules, por lo menos dos días, para desahogar, en sesiones extraordinarias, los dictámenes que se acumulen.
Pero, para efectos prácticos, la de hoy será la última vez que ordinariamente sesionan.
Por eso, seguramente al final de la Plenaria, programada a partir de las 10 horas, veamos semblantes nostálgicos y llorosos en muchos de los diputados y diputadas.
Esa es la historia que se repite cada tres años al final de una legislatura.

Hay quienes se envalentonan y suben a la tribuna para dar una despedida a sus compañeros, pero ya ante el micrófono no pueden reprimir las lágrimas.
En esa última sesión los diputados se olvidan de los insultos y de las rebatingas dialécticas.

Hacen a un lado colores o filias partidistas para dar paso a los abrazos, a los buenos deseos, y a las promesas de amistad eterna.
Ese es el lado nostálgico, hasta cierto punto normal, en cada fin de legislatura.
Pero para los ciudadanos, lo que importa es saber si realmente los diputados que se van cumplieron con la encomienda que recibieron como representantes populares.
¿Fueron productivos al momento de legislar? ¿Cumplieron su tarea de gestores de soluciones para la problemática social? ¿Crearon buenas leyes o sólo aprobaron ocurrencias que nunca darán un beneficio a la sociedad?
En lo personal, creo que los actuales diputados cumplieron “bien” a secas.

No fueron sobresalientes pero tampoco se les podría considerar malos. Hay que agradecerles que , por ejemplo, dignificaron la tribuna al no protagonizar sarracinas ni escándalos como sucedió en anteriores legislaturas.
Todavía falta mucho para decir que tenemos buenos diputados, pero los que se van por lo menos le echaron ganas.
En lo personal sigo siendo de la idea de que para lograr tener un Congreso productivo en su tarea, es necesario que los diputados sean expertos en Derecho.

Si son los responsables de hacer las leyes que nos rigen como sociedad, lo menos que deben tener es conocimiento del Derecho.
Ahora sólo resta esperar a que quienes vengan a partir del uno de octubre, sean mejores que quienes se van.

EL RESTO.

Por cierto, los profesores jubilados amenazan con “reventar” la sesión ordinaria del Pleno Legislativo.
Se prevé la presencia de al menos 200 que irán a exigirle a los diputados que les garanticen en la ley, la entrega de un bono anual de 2,200 pesos que reciben desde el 2005.

ASI ANDAN LAS COSAS.

roger_rogelio@hotmail.com