Alíber López

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“Los CTE, responsables de resolver problemas educativos graves” “La SEP debe implementar medidas coercitivas trascendentes”
viernes, 14 de marzo de 2014
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Emilio Chuayffet Chemor, en su calidad de Secretario de Educación, declaró hace unos días que los CTE (Consejos Técnicos Escolares) tendrán mayores responsabilidades en la resolución de problemas escolares como el del consumo de la “comida chatarra”; ignoramos sin embargo, si el método será factible aplicarlo, si los directores, quienes presiden los CTE y quienes tendrán que documentar las acusaciones, puedan ser garantes de tal medida.

Suponemos que deben involucrarse otras instancias para una mejor efectividad de las medidas prohibitivas de consumo de alimentos considerados “Chatarra”, como la Secretaria de Salud y las Presidencias Municipales.
Para asumir conscientemente las responsabilidades de los directivos de las instituciones educativas de México, se tiene que ser consciente de que la calidad de vida de los mexicanos es mala.

El 60% aproximadamente se alimenta mal y poco más de la mitad vive en la pobreza. Son muchos los factores que inciden en esa situación, y mejorarla depende mucho de las políticas públicas.

Vivir en un país más justo implica que los mexicanos se organicen y luchen por mejores gobiernos. En diversos momentos de la historia nacional los mexicanos han impulsado cambios trascendentes mediante luchas generalizadas como fue el caso de la Lucha por la independencia de México o la Revolución Mexicana.
De 1917 a 1980 nuestra Patria vivió tiempos de crecimiento económico y equilibrio social, pero de 1982 a la fecha, hemos vivido tiempos de estancamiento, de deterioro de los niveles de vida de los trabajadores de México, de pérdida de empleos y de gobiernos que no han encontrado las políticas públicas que beneficien a sus habitantes o de plano son Gobiernos que ejercen el poder para unos cuantos privilegiados.

Los dueños del dinero, de las empresas. Tales gobiernos impiden que las familias se alimenten bien. Los cambios en contra del bienestar de los mexicanos han sido paulatinos y el “golpe de timón” de un cambio para lograr el bienestar de las mayorías, no parece sencillo.
Las organizaciones sociales y políticas que desean la transformación del país para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes requieren de mucha paciencia y mucha organización.

Tarde o temprano se abrirán paso. Nadie debe perder la esperanza.
Además de la lucha social, las familias tienen que aprender mucho para mejorar su calidad de vida.

Deben de aprovechar la ciencia y la experiencia que acumula la humanidad. A través del tiempo se ha acumulado sabiduría suficiente para alargar el promedio de vida de los seres humanos.

Pero la naturaleza nos enseña que una vida humana se inicia desde el momento de la concepción. Por tal razón, la calidad de vida tiene mucho que ver con la genética.

Quiénes son tus padres, sus potencialidades y debilidades, como fue su preocupación, sus éxitos o fracasos, en la experiencia de proporcionar amor, apoyo, formación y alimentos a los menores, en sus primeros años de vida, que es cuando se forma el aparato inmunológico de cada quien.

En esa etapa y en las posteriores de niñez y adolescencia, debe haber también una etapa formativa sobre los hábitos alimenticios. Padres y madres desinformados respecto a una buena alimentación, trasladan a sus hijos, dietas destructivas de la salud.

Hay familias bien informadas que se preocupan por formar buenos hábitos alimenticios en sus hijos y eso repercute en su calidad de vida, si la escuela se preocupa por afianzar los buenos hábitos.
Hay sin embargo múltiples razones para que los malos hábitos se generalicen.

La industrialización de los alimentos y los negocios de las grandes empresas transnacionales ligadas por convenios a los grandes medios de comunicación, han convertido como alimento cotidiano, a productos considerados como venenos en la ingesta diaria.

Los refrescos, las salchichas, las donas, las frituras y demás productos hechos con azúcares, harinas, grasas y sales refinadas, que son en gran parte, causantes de lo deficiente de la calidad de vida de los mexicanos.
La reforma educativa ha establecido la necesidad de combatir la comida chatarra, mencionada en el párrafo anterior, pero no se ha establecido una operatividad exitosa que defienda a las nuevas generaciones de la obesidad y de una mala, malvada calidad de vida.

La responsabilidad que ahora la SEP pretende trasladar a los 
CTE, debe antes implementar medidas educativas trascendentes, no solo prohibiendo la publicidad de la comida chatarra en los medios de comunicación, como se hace con los cigarros, el alcohol y las drogas, también impulsando una programación educativa abundante, que eduque a las familias y a los ciudadanos, sobre el por qué, no deben consumirse grasas animales, harinas, azúcares y sales refinadas; sobre la gravedad de las enfermedades que propician y sus efectos nocivos en la economía nacional, por aquello del presupuesto que reestablecer la salud de la población implica y la pérdida de los niveles de productividad en el trabajo, que implican los millones de diabéticos y los que sufren enfermedades cardiovasculares a causa de su dieta alimenticia.

 

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