Alíber López

Optica Política

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OPTICA POLÍTICA

“Entre más dulce tu comida, más amarga tu vejez”
jueves, 10 de abril de 2014
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Así editorializa Gaby Vargas, en un artículo periodístico que leímos antier en El Mercurio de Victoria. Se refiere al tema de la nutrición y de las mil y una dietas que las personas asumen, siguiendo las recomendaciones de doctores, nutriólogos y comerciantes de productos “mágicos” que te hacen perder muchos kilos en semanas o meses.
Cita Gaby, la autora de “La Imagen del Éxito” y otros textos no menos interesantes, que los nutriólogos, científicos, médicos alópatas, alternativos y naturistas, entre muchos otros, señalan la azúcar, como el principal enemigo a vencer, principalmente porque la consumimos procesada en galletas, pasteles y un sin fin de productos que, sumados al consumo de refrescos embotellados y que junto a las harinas refinadas y las grasas de múltiples frituras, tienen a nuestro país en el primer lugar en obesidad infantil y los primeros lugares en obesidad de Adultos., fenómeno que produce enfermedades del corazón y la terrible diabetes.
Además de tan tremendos padecimientos–Gaby Vargas cita otros como la hiperactividad, déficit de atención, infección vaginal, crecimiento del hígado y riñones, aumento del ácido úrico en la sangre, desórdenes emocionales y mentales; sin contar con el deterioro y el envejecimiento prematuro.

Aunado a todo lo anterior, el costo enorme del bajón en productividad que una clase trabajadora enferma en un amplio sector de la sociedad mexicana, se presenta ahora y se agravará después, si no se frena el consumo generalizado de tales “venenos”.
Con el refinamiento del azúcar, todas las enzimas, fibras, vitaminas y minerales se destruyen y de acuerdo a investigaciones realizadas en EUA, donde por cierto, está disminuyendo el consumo de refrescos paulatinamente según datos de la prensa de estas semanas, el azúcar es más adictiva que la morfina y la cocaína.

Gaby cita un experimento realizado con ratas en el laboratorio del Connecticut College; cuando los roedores podían elegir entre cocaína y azúcar, la mayoría eligió lo segundo, incluso en ratas que antes habían probado la cocaína.

Y cuando de repente se les retiró el azúcar por completo, sufrieron de síntomas de supresión como ansiedad y temblorina: se habían convertido en dependientes químicamente.

Si el azúcar es una droga, como afirman Donna Cunningham y Andrew Ramer en su libro Further Dimensions of Healing Addictions, quizá no altere la conciencia de una manera obvia e inmediata como el alcohol o las pastillas, pero produce cambios en el estado físico, emocional, mental y espiritual.

Y, como cualquier otra adicción, es devastadora en esos cuatro niveles. Sin embargo, rara vez se reconoce o se habla de esto.
Entiendo la dificultad de renunciar al azúcar cuando al probarla –en un inicio– todas las células del cuerpo se ponen felices, se sienten bien y eufóricas.

Además, nos sentimos con energía, nuestro cerebro produce serotonina y estimula los centros de recompensa. Lo que nuestras células ignoran es que la subida es tan rápida como la bajada; y que a largo plazo esta sustancia es precisamente lo que las deteriora y mata.


Necesitamos el azúcar porque los procesos vitales de las células y la energía que consumimos sistemáticamente están en gran parte en las azúcares, sí, pero en las naturales de las frutas y verduras no en las azúcares refinadas que ni siquiera eliminamos, más bien las acumulamos.

Para bajar de peso simplemente no consumamos azúcar refinada y comamos menos, nada de refrescos y mucho ejercicio. Como dice un anuncio de la Coca Cola, que está de más agregar que es un veneno para la niñez y la juventud, casi inaudible cuando es por la Televisión, “come frutas y verduras”, pero cuando es escrito en revistas o periódicos, “come frutas y verduras”, es con letra diminuta que nadie se ocupa en leer.


Lo que no debe escapar a nuestra comprensión es la frase con la que termina Gaby su artículo periodístico. “Mientras más dulce es tu comida, más amarga es tu vejez”.

Los maestros en las escuelas, tenemos mucho que hacer con los niños, los estudiantes y los padres de familia. Explicar objetivamente los procesos químicos de la vida humana.

El gobierno, no solo debe prohibir los anuncios en los medios de comunicación que prohíban la comida chatarra y los refrescos embotellados, debe también implementar programas educativos en todos los espacios y medios, (cine, televisión, revistas, periódicos) porque curar a una sociedad enferma es muy caro. Hasta se pone en peligro cualquier proyecto de nación.

 

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