Rosa Elena González Hdz.

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No llego Santa Claus…

jueves, 25 de diciembre de 2014
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Aunque muchos niños esperaron la Noche Buena y con ella la llegada de Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás o como quiera llamarle al personaje legendario cargado de regalos, hoy en muchos hogares mexicanos se siguen preguntando cual fue el motivo de su risa.
En realidad pocos lo supieron, en esta época es tan difícil entender su risa, ya no se sabe si fue de burla porque muchos padres de familia no pudieron ver el rostro contento y la sonrisa de felicidad de sus hijos porque no tuvieron para comprar regalos y otros tantos ni siquiera para una cena compuesta por tamales y una piñata como se acostumbró hace muchos años, o si fue de felicidad por que unos poquitos le pudieron ver, sentir o disfrutar su llegada.
El caso es que el jo jo jo jo sigue retumbando en los oídos y taladrando la conciencia de muchos mexicanos, a fuerza de ser sinceros hay que decir que a los niños que creen en Santa Claus les dio esperanza en el sentido de que la Noche Buena bajaría para entregar sus regalos, lo triste es que en este momento ya se sabe que la mayoría sufrió una desilusión terrible y que fueron muy pocos los que se vieron llenos de felicidad.
Al final la gran mayoría le reprochó algo a Santa que se concretó a traerles unos zapatos, un pantalón, o un vestidito, pero nunca aquella motocicleta o carro montable que le habían pedido, y eso cuando les fue bien porque en muchas de esas veces no les trajo nada.
Ojala, y para hacer más llevadera y con menos traumas la vida, todos esos niños se pongan en la piel de Santa, entiendan que no fue fácil ir de tienda en tienda, observar que los precios de un carro montable son iguales a un mes de salario, que una bicicleta se puede adquirir con todo el dinero que se necesita para comer una semana, que incluso la ropa y zapatos son lujos que ya mucha gente conoce solo en Navidad.
Cierto, muy cierto, se va a preguntar usted, ¿y entonces porque estuvieron todas las tiendas llenas?, esa es otra verdad, pero no dude que la gran mayoría de los consumidores gasto los ahorros de todo un año y que recibieron en estas fechas, muchos más se estuvieron endeudando, y otros gastaron el aguinaldo y van a sufrir una pendiente muy dura para el mes de enero, quizá ahí este la respuesta.
La realidad es que los padres son capaces de empeñar hasta su alma en estas fechas con la sola ilusión de contemplar los rostros y escuchar las sonrisas de felicidad de sus hijos, para ellos eso es el aliciente que les impulsa a tener esperanza que el próximo año será mejor.
Es bueno recibir un obsequio material, pero siempre será mejor un regalo del alma, una palabra de aliento, una sonrisa sincera un te quiero verdadero, un abrazo y un beso lleno de amor, eso aparentemente no tienen precio, pero en realidad son un tesoro con valor incalculable y que hoy en día difícil son de adquirir, pues el consumismo materializado nos han superado.
Lo peor es que en muchas de las ocasiones se le regala al amigo, el compadre, el jefe, o con quien quieren congraciarse esperando ser correspondidos con otro regalo mejor, de mayor costo económico, laboral, social o político, y eso no es de buena fe, no es por la alegría o el nacimiento de JESUS que debería de llenarnos de espiritualidad.
A que vamos, pues a que obviamente la sociedad perdió una batalla más, que se olvido que Navidad quiere decir Nacimiento de JESUS, la encarnación de Dios, que es un asunto espiritual que nos debería llenar de gozo y no de preocupaciones por recorrer las tiendas a buscar que le podemos comprar a nuestros hijos, sobrinos, hermanos, el jefe, y hasta a las personas con quienes queremos o deseamos quedar bien.
Tampoco la TRINIDAD es para lucrar y aprovechar las fechas y ver la posibilidad de verse favorecido, si, se pierde la batalla, con el consumismo y las ambiciones.
Analizando un poco la situación, tal parece que Santa Claus es el aliado de el consumismo y los ambiciosos, aquí es donde se entiende de que se ríe, su risa debe ser de la felicidad que les provoó a muchos comerciantes que hicieron su agosto en diciembre, de los que aprovecharon el cerco que nos tiene la inseguridad y que nos obliga a comprar todo en nuestras ciudades, el estar aislados nos ha provocado caer en las garras de algunos vividores que no se tentaron el corazón… ni siquiera por ser Navidad, claro que es bueno que el dinero se quede en la ciudad, pero tampoco es para abuzar.
Por eso la recomendación es que vayamos reeducando a nuestros hijos, que empecemos hoy y en la casa una lucha contra la comercialización en que se ha convertido la Navidad.
Si logramos que nuestros hijos entiendan que Dios regaló amor y milagros pero jamás un juguete caro o una joya de colección podremos tener hijos con más valores, niños que no caigan en la delincuencia ante la frustración de no contar con todo lo que soñaron, con los artículos más modernos y costosos, con varios perfumes de marca o con un coche nuevo, que entiendan que eso es superficial, que lo realmente importante es contar con sociedades afables y familias integradas, es difícil si, pero no hay peor lucha que la que no se hace, si se logra, se tendrán mejores seres humanos.

vida.diaria@hotmail.com

 

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