Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

Desconfiados

En Londres, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tuvo un arrebato de sinceridad. En entrevista con uno de los diarios más influyentes de Inglaterra, The Financial Times, admitió que “México está plagado de incredulidad y desconfianza”.
“Hoy hay sin duda, una sensación de incredulidad y desconfianza [...] ha habido una pérdida de confianza y esto se ha demostrado en la sospecha y la duda”, dijo.
No es novedad que un presidente diga en el extranjero lo que no dice en nuestro país.
Sin embargo, tampoco es nuevo el tema de la incredulidad y desconfianza del pueblo mexicano hacia sus Gobiernos.

Es cierto que durante los últimos años se ha acrecentado ese recelo ciudadano en las instituciones, sobre todo luego de los escándalos de corrupción y de conflictos de interés, como el de la Casa Blanca de la esposa del Presidente.

Pero esa suspicacia siempre ha estado ahí.
De hecho ese es el principal problema de México: que los mexicanos no confiamos en los gobernantes y estos no hacen nada por revertir esa situación.
Si le preguntáramos al taxista, a la ama de casa, al comerciante, a Juan Pueblo , lo que opinan de los políticos, seguramente no escucharemos más que insultos y calificativos peyorativos.

Desde luego que la confianza en ellos está en grado cero.
¿Y sabe porque? Porque la gran mayoría de quienes llegan al poder lo hacen con el interés personal por delante y con la idea clara de asegurar el futuro económico suyo y de los suyos.

En lo último que piensan es en el interés del ciudadano.
Eso es algo que se nota más en lo local. Por ejemplo, cada tres años vemos como los alcaldes y sus principales colaboradores transforman su status económico como si hubieran ganado la lotería o recibido una herencia.
Luego entonces, si el presidente Peña quiere de verdad recuperar la confianza social en las instituciones, debe comenzar a trabajar con acciones concretas que transformen esa cultura de los políticos de buscar los espacios de poder para servirse y no para servir.
Cuando la sociedad vea y perciba que hay mano dura contra los corruptos, que existe más transparencia en el ejercicio del gasto público, que los servidores públicos se aplican en darle un buen servicio al ciudadano, seguramente esa desconfianza de la que habla el Presidente irá desapareciendo.
La explicación es sencilla: si no hay acción no hay reacción.

Y si no hay acción, la declaración del mandatario quedará solamente en eso y los mexicanos cada vez seguiremos más desconfiados.
EL RESTO.
1.---EL CAPITAN William José Valdez Mena, director de Seguridad Pública en Victoria, debería tomar un curso intensivo de Derecho para que entienda que no se puede detener a un conductor por dar una vuelta prohibida.
2.---EL PANORAMA para el exalcalde Miguel González Salum luce bastante favorable en la disputa por la diputación federal correspondiente al V Distrito Electoral.
Y es que el priista contenderá frente a adversarios del PAN, PRD y PT, que no tienen la mínima influencia entre el electorado victorense.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com